Volver a trabajar ha sido duro desde muchos puntos de vista. Me gusta pasar tiempo con mis niñas y, entre que llego, como, se levantan de la siesta y todas las cosas que implican llevar la casa (comidas, organización, compras...), nos queda poquito tiempo para estar juntas.
Estamos leyendo algo y saliendo a pasear. También hemos hecho algún baño con pintura. Pero no estoy contenta.
Mi marido hace cosas con ellas por las mañanas: Las pone a colorear, les propone juegos, las saca al parque, les cuenta cuentos... Y está muy bien, pero siento que podrían hacer más cosas, si yo las dejara preparadas.
El problema es que no saco tiempo.
Mi inicio al trabajo se juntó con el final de las vacaciones y, después, con varios compromisos familiares en los días libres que hemos tenido. Y todo apila, porque, además, me estoy replanteando el tipo de trabajo que estamos haciendo con las letras y el PreK porgram, dado que Pirañita ya controla la mayor parte de las actividades y reconoce casi todas las letras. Entonces, ¿tiene sentido seguir trabajando con ese material?
Me gustaría dedicar tiempo a preparar cosas, lo que facilitaría que las peques las hicieran y haría más fácil la vida de su papá. Pero no me acabo de organizar.
Tengo que ponerme las pilas o asumir que ser una madre trabajadora niega nuestra capacidad homeschooler, y no me gustaría tener que aceptar lo segundo.
En cualquier caso, no descarto que sea una fase de adaptación, porque hemos introducido muchos cambios últimamente, sobre todo en los horarios, y todavía estamos un poco desorientados.
Sea como fuere, me tengo que poner las pilas.
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