lunes, 9 de julio de 2012

Una vida muy complicada

El otro día, descubrí que ésta es la percepción que lo que aquí escribo transmite a mis amigos (al menos uno de ellos). Y yo pensaba: ¿En qué punto mi vida es complicada?

A ver si me entendéis...

Con dos niñas de la edad de las mías, es complicado estar a una hora fija en algún lado, hacer planes lejos de casa (aunque creo que eso es porque, además, no tenemos coche), salir de farra por la noche (iba a decir trasnochar, pero eso lo hacemos con mucha soltura)... A veces, incluso encontrar el momento adecuado para ir al baño puede ser complicado.
Pero, ¿la vida?

Para nada. Hemos simplificado mucho nuestra vida para evitarnos complicaciones.

Tenemos un día a día muy rutinario. Hemos construido hábitos y hemos hecho girar nuestras vidas en torno a ellos (la hora de la comida, la estructura de la tarde, la rutina de acostarse...). Incluso tenemos normas sobre cómo, cuándo y cuánto salirnos de esa rutina, para que no nos trastoque demasiado.

Nuestras semanas también tienen un ritmo claro y bien marcado: Día de compra, colada, limpieza...

Es cierto que no nos atamos a una rigidez absoluta y que, como las niñas son almas libres, los horarios se dan la vuelta, se descuadran los planes, hay que impovisar sobre la marcha... Pero, como lo sabemos, se hace lo que se puede.

Y a eso voy, no creo que nuestra vida sea complicada, porque no tenemos aspiraciones de hacer nada especial. Quizá alguna siesta truncada, pero eso es inevitable.

Igual me engaño, pero creo que nuestra vida es bastante sencilla. ¿A vosotros qué os parece?

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