viernes, 13 de julio de 2012

Mamitis aguditis

De un tiempo a esta parte, Pirañita está más acaparadora si cabe. Tengo la teoría de que el Cachorrote tiene pelusilla del Cachorrito, aunque ya era muy demandante antes.

Quizá lo más característico de esta fase es que lo que quiere acaparar es a la mamá (a la menda, vaya).

Por un lado, es curioso porque pasamos todo el día juntas. ¡Si hasta al Sr. Roca visitamos en amor y compañía!

Por otro, tiene sentido porque, cuando hay más adultos con los que compartir tareas (Papá, alguna abuela, los tíos...), la pequeña suele quedarse a mamá y la mayor suele quedar en manos del otro.

Y, cómo no, el otro suele ser su Superpapá.

Nadie se engañe. Adora a su padre. Si por ella fuera, pasaría todos los ratos disponibles con él y le llamaría por teléfono el resto del tiempo.

Pero llega la hora bruja, mamá sale del domitorio donde su hermana acaba de caer y la Pirañita se convierte en la "Lapa Ultrapegajosa". Se agarra con uñas y dientes, tanto metafórica, como físicamente, si es necesario.

Y, por qué negarlo, a una parte de mí le encanta. Me deja el ego por los cielos, porque sé que le gusta más mi voz que la de Plácido Domingo, mis cuentos que los de los Hermanos Grinn y mi compañia que la de todos los amiguitos, profesores y parientes del mundo.

Sé que esa "admiración" pasará. Llegará el día que me diga aquello de: "mamá déjame en paz", "no seas pesada", "no tienes ni idea"...

No siempre puedo darle todo lo que reclama. Al fin y al cabo, soy mamá de otra nena que, en este momento, tiene tanta dependencia afectiva como ella, sumada a una dependencia física mucho mayor.

Sin embargo, hay momentos en los que, además de poder, me apetece un montón; así que aprovechamos y nos disfrutamos juntas, y que nos quiten lo "bailao". Porque, si ella puede tener "mamitis", yo puedo tener "Pirañitis".

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