Primer colegio

Hoy hemos ido a nuestra primera jornada de puertas abiertas, en nuestro periplo para encontrar un centro adecuado para que Pirañita inicie su escolaridad el curso que viene.

¿Os sorprende si os digo que la experiencia ha aumentado mis ganas de educarla en casa?

El equipo directivo era mayor, pasaba la ciencuentena. Gente con muchos años de experiencia a sus espaldas, pero de apariencia poco flexible.

Parece ser que es un centro de referencia en cuanto a atención a la diversidad se refiere, al menos en nuestra zona. Eso me gusta, porque entiendo que serán sensibles, no sólo a la diversidad que se sale de los límites de lo que llamamos "normalidad", sino también a las características singulares de cada alumno. Además, "diversidad" es riqueza. El contacto con realidades distintas de la suya harán a nuestra hija más flexible, tolerante y comprensiva.

Por otro lado, están estrenando el programa de biligüismo y, como sé que da problemas en otros centros porque está mal diseñado, me preocupa que la inexperiencia se sume a las dificultades habituales de pretender que los niños salten al biligüismo sin un proceso adecuado. No afectará directamente a Pirañita, que ya es bilingüe, pero sí indirectamente, en tanto que tener un número alto de niños con dificultades ralentizará a todo el grupo.

En cuanto al horario, es uno más de los muchos centros en los que la propuesta de horario continuo ha fracasado, en mi opinión, para perjuicio de todos. Es una pena, porque soy firme defensora de las jornadas de trabajo racionales, también para los niños. Lástima que tantos padres no se den cuentsa de esto.

No me ha gustado cómo han respondido a mis inquietudes.

Pregunté por la metodología y me dijeron que hacen fichas, pero que es parte de un proceso metodológico. Y ahí se quedaron. No sé si trabajan por proyectos, si tienen estaciones de trabajo, si se pasan el día haciendo fichas tras la explicación de la profe... Vamos, que no me han contestado.

Mi otra inquietud tenía que ver con la siesta. Nuestra peque empezará al cole con dos años y ahora duerme tres horas de siesta, así que he preguntado si, teniendo en cuenta que comerá en casa, habrá problemas si las tardes que no se despierte se queda en casa. La respuesta ha sido casi (o directamente) ofensiva. Me han comparado mantener la siesta con el uso de biberón, chupete o pañal, "que son más cómodos para ella... Y, claro, para ti."

No me he callado. ¿Cómo que respetar las horas de sueño que necesita el niño es como dejarle el pañal porque me resulta más cómodo que enseñarle a ir al baño? Es como si dices que adecuar la cantidad de comida a las necesidades del niño es malcriarlo. A ver quién se atreve a decirme eso...

Y, cuando he apuntado que la niña duerme bien por la noche y, aún así, necesita la siesta porque, si no, está cansada, me han dicho que lo comente con el pediatra, a ver si va a tener un problema.

Vamos, que se han cubierto de gloria con cada palabra qure añadían.

Hablando tras la reunión, hemos decidido seguir mirando y, probablemente, mudarnos a una zona con mejores colegios públicos.

Seguiremos informando.