sábado, 12 de mayo de 2012

Y se quejan de los perros...

Hoy estaba en el parque con los cachorros  cuando, detrás de mí, oigo a un niño de entre 4 y 6 años que se acerca a su madre gritando: "Tengo caca". A lo que la interpelada replica algo así como: "Todos los días igual."

Veo que coge al susodicho y lo lleva lejos de miradas indiscretas para que haga lo que nadie puede hacer por él.
¿Y la bolsita para recogerlo? ¿Y la reubicación del "regalito" en una papelera o en una alcantarilla?

"Nasti de plasti".

Allí quedó el ñordo, supongo que como tantos otros del mismo origen, por aquello del "todos los días".

La siniestralidad existe. Tengo hijos. He tenido perro. Tengo un máster en cacas que te cagas.

Hasta podría entender que te pasara una vez y te pillara desprevenida y desorientada y la cosa quedara así. Pero, ¿"todos los días"?

Y alguien lo encontrará... en la suela de su zapato... y pensará: "Malditos chuchos y malditos dueños"; incapaz de imaginar que una madre pueda ser tan cochina y dar un ejemplo tan deplorable.

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