viernes, 16 de marzo de 2012

Buenas y malas madres

Tengo una hipótesis para una tesis doctoral de sociología, psicología o alguna otra -ología que quiera aprovecharla:
H0: "La capacidad de una mujer para ser una buena madre es directamente proporcional al número de horas de sueño que haya podido DISFRUTAR." (Sí, con mayúsculas, porque, si la comida sabe mejor cuando tienes apetito, imagínate cuando estás que te mueres de hambre...)
Los días que duermo poco (donde poco es menos de 4 horas y mucho sería todo lo que está por encima de 5 -me repito que algún día esto último pasará y me ayuda a mantener la esperanza...-), como hoy, soy una madre horrible. Yo lo intento, pero la enésima vez que Pirañita tira comida al suelo, o cuando la peque lleva dos horas que ni come, ni duerme, ni deja de llorar si no está en brazos... O cuando suceden ambas cosas a la vez, la mamá pega un grito a la mayor o deja llorar a la pequeña. Es injusto, lo sé, pero mi paciencia tiene un límite mucho más fácil de alcanzar cuando estoy que me caigo.
En realidad, lo que me sorprende es que estoy cansada, pero sigo siendo capaz de mantener con vida (y una vida aparentemente digna) a mi pequeña familia.
Si en algún momento mis vecinos me demandan por malos tratos, pues oyen a una mujer histérica gritando a dos niñas preciosas llorando, alegaré enagenación mental por falta de sueño y os pediré que seáis mis testigos.
A ver si alguien se anima con la investiación y ponen un número mínimo de horas de sueño obligatorias que las peques tengan que respetar.
Todavía me parto cuando mi pediatra me dice que he de acostumbrar  la enana a respetarme 6 horas de sueño (y me li dijo cuando tenía 9 días bien pancho). Lo que no me dice es cómo. Si alguien lo sabe, por favor, que comparta esa joya de conocimiento con la humanidad (o al menos conmigo) YA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario