sábado, 27 de octubre de 2012

Vamos a la biblioteca

Las niñas y yo llevamos ya un tiempo yendo semanalmente a la biblioteca.

Al principio, íbamos los martes por la mañana, pero la semana pasada lo cambiamos al miércoles por la tarde para participar en la actividad de cuentacuentos que hay programada semanalmente para los más pequeños.

Esta semana volvimos y debo decir que estoy un poco decepcionada. Mi hija menor, por supuesto, no se engancha con el cuento, ni mucho menos; pero esperaba que la mayor mostrara un mínimo interés.

No sé si es la excitación del entorno, la presencia de tantos niños, la posibilidad de rodar como una croqueta sobre una colchoneta, que los tipos que cuentan los cuentos tampoco tienen mucha gracia (y esto es un hecho ya demostrado), que la actividad no está orientada para niños de su edad... O todas a la vez.

El primer día, al menos, el narrador hacía que los niños se movieran y participaran mucho y, por imitación, mi hija también hacía los gestos y decía las cosas que se esperaban de ella. La segunda vez fue un desastre porque, además, el cuentacuentos hablaba casi susurrando y hasta a mí me costaba seguirle.

En ambos casos, los cuentos eran bastante tontos y aburridos, lo que no creo que ayude tampoco demasiado a que los niños se enganchen. Pero bueno, parece que los mayores, en su afán por participar y tras muchos años de adiestramiento en la escuela, son capaces de mantener la calma hasta el final. La mía, que es más agreste que las flores del campo, no es capaz de tener el culo quieto y he tenido que ir en su busca y captura en varias ocasiones, pues encuentra que la maleta del cuentacuentos, llena de marionetas y juguetes, es más atractiva que el cuento.

La segunda vez ni siquiera esperé a que terminara el cuento y me marché, porque tampoco es plan de seguir dando la nota cuando la cosa no va a ir a mejor.

Por tanto, volveremos a ir los martes por la mañana, que no hay nadie en la sala infantil y mis niñas pueden mostrarse todo lo agrestes que son, coger un libro detrás de otro para que mamá se lo lea o sólo para echarle un ojo, y tomar prestados aquellos que hayamos elegido para la semana.

Además, el segundo día que fuimos saqué carnet de biblioteca a Pirañita y es ella quien, con ayuda y bajo la supervisión de mamá, saca y devuelve los libros. Quiero que sea una persona autónoma y creo que poder elegir, sacar y devolver sus propios libros es parte de ello. Y, cuando sea capaz de leerlos sola, ya no os quiero ni contar.

Creo que, aunque muy estresante para mí, ir a la biblioteca es una actividad muy educativa para ellas.

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