El otro día, fue la segunda jornada de puertas abiertas a la que vamos, y aún nos quedan un par más. Quizá deberíamos asistir a todavía más, pues se pueden poner cuatro coles en la lista, pero llevan mucho tiempo y, ahora mismo, es un esfuerzo por encima de nuestras posibilidades.
El cole, situado en el municipio al que hemos decidido mudarnos para mejorar la calidad de vida de nuestras peques, tenía buena pinta. Es un centro con instalaciones antiguas (más de 30 años), pero bien cuidadas y actualizadas. ¡Hasta tienen pizarra digital en todas las aulas! (Siempre me pregunto si ese dinero no estaría mejor en otras cosas, pero bueno...)
Nos enseñaron todos los aularios y las profesoras de cada ciclo nos hicieron una presentación de sus proyectos educativos. Nos explicaron las rutinas, los exámenes externos, los deberes, cómo funciona el comedor... Todo muy completo.
Es un colegio biligüe y parece que lo llevan mejor que otros centros que he visto. Además, dieron muestras de entender que hay niños con necesidades distintas (y no me refiero a los de adaptación), a los que a veces hay que tratar de modo excdepcional (dejarles echar la siesta, presentarles a nivel distintos en los exámenes externos de inglés...). Eso me gustó.
Tienen cooperativas de aula y el ayuntamiento paga a una persona de limpieza durante el horario lectivo para que, además de mantener las instalaciones aseadas, atienda ciertas necesidades higiénicas de los niños, como cambiarlos si se han hecho pis o se han metido en un charco.
Las aulas de infantil tenían los baños dentro del aula y trabajan con rincones. Además, la siesta se ofrece también a los de 4 años, que no es así en todos los coles. Por otro lado, no sólo no me pusieron pegas para dejar a la peque echar la siesta tranquila por la tarde, sino que me dijeron que, dado que los horarios están más orientados a los de comedor, animan a los que comen en casa a que no vayan por la tarde, porque llegarían a mitad de la siesta de sus compañeros.
Me parecieron transparentes y, aunque hay cosas que no me gustan (como que me traten de forma paternalista diciéndome lo que mi niña tiene que llevar de almuerzo cada día), me marché con una sensación general positiva.
La única duda es si habrá plaza para nuestra peque, porque este año parece que entregan unas promociones en la zona y no saben qué demanda van a tener.
De momento, ya hay un cole al que podría llevar a la peque sin muchas reservas. Sólo por eso, merece la pena el esfuerzo de mudarnos.
En lineas generales suena bien... me alegro de que por lo menos, tengáis un cole con el que estéis contentos... Cuando le toque a mi nena, si no encuentro nada que me guste y me deje tranquila también me plantearía mudarme...
ResponderEliminarmuak
Es una decisión que no es fácil, porque hay aspectos de nuestra vida que cambian a mejor, pero también a peor. No obstante, no podría mandar a mi hija a un sitio que no me dejara tranquila, así que tampoco había muchas más opciones.
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