jueves, 18 de julio de 2013

Guardias nocturnas

Me he referido a ellas un par de veces y dije que os contaría de qué iban, así que ya toca.

Desde el 1 de julio, estoy de vacaciones, hasta que se me terminen y empiece de nuevo mi excedencia. ¡Qué ganas tenía de pasar más tiempo con las peques después de tanto trabajo y la preparación del examen!

El caso es que, como despedida final, me pasé las últimas dos semanas de junio haciendo guaridas nocturnas, con horario de 0:00 a 6:00 a.m.

No tenía obligación de hacerlas, en la medida en que tengo reducción de jornada (y sueldo, que a algunos se les olvida sólo cuando conviene...), pero accedí a hacerlas, porque ya me miran bastante mal en general y, al fin y al cabo, me dejaban hacerlas en forma de teletrabajo, así que me ahorraba 3 horitas de desplazamientos nada desdeñables.

Mi trabajo consistía en dar soporte a un cliente que estaba utilizando nuestro sistema en la Costa Este de Estados Unidos. Básicamente, tenía que estar pendiente del correo electrónico y actuar sólo si era necesario. Ni más, ni menos que eso.

Como no sabía cuánto trabajo iba a suponer eso, decidí que era muy importante aprovechar esas horas para hacer cosas que me mantuvieran despierta, y fueran útiles.

A parte de cocinar (incluidos varios platos para una fiesta con amigos), hice los muñecos para la bañera, un calendario interactivo que tengo pendiente enseñaros, corté varias cosas para coser (poner la máquina en marcha en mitad de la noche me da apuro por los vecinos), escribí alguna cosilla, navegué por internet, me apunté al Cose Conmigo de Mi Rincón de Mariposas e hice un montón de burocracia que mi empresa nos obliga a hacer desde que nos compró una multinacional.

Después de dos semanas, os diré que me adapté genial.

Como no tengo un patrón de sueño claro para empezar (dependo de mis hijas), quedarme despierta por la noche no era novedad. Y, dormirme por la mañana no suponía el más mínimo problema. Además, el Superpapá arreglaba a las niñas y se las llevaba a la Superabuela para que no me despertaran. Luego yo me levantaba campechana, iba a casa de mi santa madre, comía lo que ella me preparaba y pasaba toooda la tarde con mis enanas, hasta que las acostaba por la noche.

Y, como bonus, como ya estaba levantada, me ocupaba de ellas en sus despertares nocturnos, sin necesitar del apoyo del Superpapá más allá de un par de veces que se aliaron en nuestra contra.

Casi no tuve incidencias y hubo días que me acosté no habiendo tenido noticias de nuestros clientes.

Lo único malo fue que nos perdimos un concierto al que queríamos ir, de un grupo que nos gustaba, que era gratis y para el que mi hermana se había ofrecido a quedarse con las niñas. Vosotros sabéis tan bien como yo que eso no volverá a darse hasta dentro de una década o dos, por lo menos...

Pero vamos, mi experiencia fue tan positiva, que si me dijeran que ése es mi trabajo a partir de que vuelva, me apunto sin tardanza. ¡Y encima sin verle la cara a ningún "desaborío"! ¿Se puede pedir más?

Por supuesto, eso es ciencia ficción y octubre traerá consigo la dura realidad con toda su crudeza.

Pero, hasta entonces, aquí estoy, disfrutando de mis niñas, el paseo, la compra, la piscina, el parque... (no diré que la casa, que soy de las personas a las que se les cae encima...)

3 comentarios:

  1. Eso del "olvido" en la reducción del sueldo es todo un clásico. Pero ojito, a nadie se le "olvida" que trabajas menos horas. Disfruta de tus vacaciones, guapa.

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    1. Ni las horas, ni, en mi caso, que no viajo (y en mi empresa se viaja entre mucho y muchísimo). Eso casi me trae más cola que lo primero, tanto de mis jefes, como de mis compañeros.

      ¿Por qué la gente tiene que estar todo el día mirando lo que hacen los demás en lugar de centrarse en su propia vida?

      Al último que me dijo aquello de "¡Cómo vives!", le dije que tuviera un hijo, pidiera reducción del 25% (que es la que yo tengo) y se preparara a recibir un 25% menos de sueldo todos los meses, porque la reducción de ingresos es proporcional.

      No se retractó del "¡Cómo vives!", pero dijo que, claro, visto así, pues igual no le compensaba...

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  2. Pues dí que sí... yo también firmaba ya a trabajar desde casa... estoy harta de malas caras por la reducción de mi jornada/sueldo...

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