viernes, 27 de abril de 2012

Parecidos razonables

Mucha gente (entre los que me incluyo) piensan que Pocoyo es una serie de dibujos muy bien planteada para niños en edad preescolar: Historias cortas y sencillas, personajes originales y coloridos, fondos simplificados...

Sin embargo, no podía dejar de pensar que  ese "crío" yo lo había visto antes...

¡Pues claro! Si pasé grandes ratos de mi infancia jugando con él y sus clones...

¡Pocoyo es un Pinipon!

(No pongo foto porque estoy escribiendo desde el móvil y, por increíble que parezca, no he encontrado una imagen en internet que muestre ambos muñecos)

miércoles, 25 de abril de 2012

Reducción de servicios

La crisis ha hecho que los recortes nos toquen a todos. Llegan en forma de disminución de derechos laborales, de ajuste en la lista de la compra y de recorte de servicios.

El último que he acusado ha sido el recorte sanitario que afecta a mi ambulatorio. El pediatra de Pirañita se ha marchado y su plaza ha desaparecido. Vamos, que hay un pediatra menos y, como eso no era suficiente, además en turno de tarde, el que, por motivos evidentes, tiene más demanda.

Esto ha supuesto un cambio de pediatra para ambas peques, colocándonos en turno de mañana, aunque yo no quería. Al menos, he conseguido mantener a nuestra enfermera de por las tardes, que es una señora maravillosa y muy cariñosa. También querían cambiármela, pero me negué y, como ya tenía cita para la siguiente vacuna, me la han respetado.

Ahora el centro de salud está un poquito más colapsado, con la consiguiente incomodidad para pacientes y sanitarios. Si, además, sumamos a la reducción de personal la afluencia de pacientes que han dejado los seguros privados, la cosa se va poniendo fea. Y el copago acechando a la vuelta de la esquina...

Menos mal que a partir de primavera, se reduce la incidencia de tancazos y que mi Cachorrete ya no va a la guardería... A ver si conseguimos mantenernos con salud, que ya no va a poder uno ni ponerse malo...

viernes, 20 de abril de 2012

Miradas que matan

Una cosa que me molesta bastante es cuando una de mis hijas llora como una posesa (a la peque no se le conoce otro estado, a parte de comiendo y maldurmiendo), o tosiendo, o gritando... o lo que sea; y viene la típica persona (con frecuencia una señora mayor) a decirte que hagas callar a la niña, que molesta...

¡Claro, porque tú la tienes ahí llorando/tosieno/gritando/... sólo para fastidiar!

Luego están las que te dicen que lo que le pasa es "tal" y que deberías hacer "no-sé-qué", como si fueras idiota por no darte cuenta de lo evidente. Por supuesto, si les dices que no es eso o que lo que dice ya lo has probado y no funciona, te miran con aún más desprecio, porque claramente eres la madre más inútil que jamás ha existido, que ni eso haces bien.

Gracias a Dios, para compensar a esas pájaras, hay otras personas (también en su mayoría señoras mayores), que te preguntan qué le pasa, te ofrecen alguna opción que piensan que igual no has tenido en cuenta, te explican alguna cosa que  ellas les funcionó y, en última instancia, te ofrecen su comprensión y te recuerdan que, con los niños, esas cosas pasan y ya está.

jueves, 12 de abril de 2012

Por qué compré... un fular

Tengo un fular de algodón de sarga cruzada de 4'80 m. Lo compré para mi Cachorrete y, ya con ella, lo consideré amortizado. Sin embargo, es ahora cuando no podría prescindir de él, pues me da mucho juego para poder moverme con las dos.
Los fulares permiten hacer un gran número de nudos, aunque, al final, yo siempre hago el mismo: El canguro cruzado por delante. En su día probé otros, pero ése es el que más satisfecha me deja, en relación a la comodidad compartidad bebé-mamá. Además, una vez aprendes a hacerlo, no se tarda demasiado en estar listas para salir.
Siempre que voy con la peque en el fular, hay dos comentarios: "No me había dado cuenta de que llevabas un bebé ahí" y "parece que va superagusto".
La primera es un poco peligrosa, porque la gente se choca con nosotros y nos empuja más de lo que somos conscientes. Yo me he dado cuenta porteando a mis nenas.
La segunda, es una gran verdad. Siempre se duermen tan contentas y, además, vas notando como sueltan gases y lastre (mi pobre fular conoce bien los desbordamientos de pañal). Así que, cuando te las desatas, están en la gloria, sin retortijones y habiendo dormido como benditas.
Sin embargo, no es la panacea. Un trozo de tela de más de cuatro metros tiene sus contras, como el hecho de que es difícil que no toque el suelo mientras lo atas y desatas, lo que resulta un poco disuasorio a la hora de ponerlo o quitarlo en la calle o lugares públicos. También hay que tener cuidado al atarlo y, sobre todo, desatarlo, porque existe el riesgo de tropezar con el bebé en brazos.
Por otro lado, es esencial aprender a colocarlo correctamente y eso supone tiempo y esfuerzo, cosa que algunas personas no están dispuestas a invertir.
Sin embargo, el esfuerzo merece la pena, si vas a utilizarlo, y más aún si tienes un bebé con displaxia de cadera, pues está comprobado que transportarlos en "posición de ranita" mejora esta enfermedad, llegando a evitar tratamientos invasivos.
Hay gente que considera que el fular es una alternativa al cochecito/sillita. No es mi caso. Creo que son medios de transporte que se complementan muy bien y, por tanto,  tengo ambos.
Si no te importa invertir algo de tiempo en aprender a atarlo, el fular es un porteador estupendo para dentro y fuera de casa, aunque yo no suelo utilizarlo si preveo tener que quitármelo en la calle o un lugar público. Sin embargo, siempre va en la cesta del carrito para casos de llanto inconsolable.
Para mí, no siendo imprescindible, es un artículo de puericultura muy recomendable.

martes, 3 de abril de 2012

Pirañita, ayúdame

Pirañita me ayuda en un montón de pequeñas cosas. En general, sería más eficiente si las hiciera sola, pero entonces ella no aprendería, ni adquiriría los buenos hábitos que queremos para ella. Al final, es más trabajo, ¡pero estamos tan orgullosos de ella!

Las tareas que realiza a sus 16 meses son:

- Llevar sus biberones a la cocina por la mañana.
- Quitarse el calzado y colocarlo en su sitio.
- Llevar el babero, la bandeja de la trona y/o otros elementos a la hora de la comida.
- Poner la pastilla y poner en marcha el friegaplatos (a veces a traición...).
- Ayudar a recoger el friegaplatos (sacando las cosas y pasándoselas a mamá).
- Ayudar a recoger el tendal (cogiendo la ropa que le da mamá y poniéndola en el barreño).
- Meter el plato, cerrar la puerta y conectar el microondas.
- Poner en el recipiente y remover los ingredientes del bizcocho.
- Ayudar a pelar frutas y/o verduras con un pelapatatas.
- Traer a mamá algún objeto que le pida.
- Llevar a papá algún objeto que se le encomiende.
- Abrir un pañal limpio para ella o para su hermana.
- Tirar algo que se le encomienda a la basura (incluidos pañales sucios).
- Ayudar a recoger (a veces, incluso sus juguetes).
- Cerrar una puerta desde dentro, si se lo pides.
- Cerrar algún recipiente (por ejemplo: la basura) si se lo pides.
- Sujetar el recogedor mientras mamá barre.

Seguro que algunas me he dejado, pero, todas juntas, hacen una buena cantidad para una peque como la nuestra, ¿no os parece?