martes, 31 de julio de 2012

El desayuno de los campeones

Mi congelador ha tocado fondo... Ha llegado al límite de leche materna que puede almacemar (2 cajones, el que queda es para los pocos congelados que caben).

Sabíamos que este día llegaría y, por tanto, estábamos preparados para el excedente de leche. Y es que, sólo hoy, me he sacado 250 ml. entre la noche y la mañana.

Por tanto, Pirañita deja la leche de continuación (que últimamente no se toma ni a tiros) y se toma sus chococrispis (el único modo de que consuma leche) con leche (casi) recien ordeñada de su Mamá Vaca.

No sé si esto cuenta como relactar, pero, desde luego, la calidad de lo que damos a la peque a mejorado con mucho.

lunes, 30 de julio de 2012

El mar amarillo

No iba a contar esta anécdota, pero a mi marido le parece apropiado y el Superpapá tiene derecho a proponer temas al blog (incluso a escribirlos, si algún día se anima).

Estábamos esta tarde preparando unos folletos de viajes para tirar. Entonces, le mostré el tren que había en la portada de uno de ellos y le dije que era un tren y que, dentro de poco, viajaremos en uno igual para ir a ver a los abuelos.

Después cogí otro folleto y, mostrándole la portada, le dije que eso era el mar. Ella lo miró, lo asimiló, lo señalo y dijo muy segura: "Pis".

Ya sabía yo que el tema del mar acabaría siendo muy escatológico. A ver cómo le explicamos ahora que no debe hacer pis y cacas en la playa...

domingo, 29 de julio de 2012

El baúl de los recuerdos: Primeros recuerdos

Hace tiempo que tengo ganas de hacer una sección sobre mi primera crianza: Aquella en la que yo era la niña.

Los primeros recuerdos de mi infancia son posteriores al año, porque mi hermana ya está en ellos (nos llevamos 11 meses).

Recuerdo el momento de acostarnos. Mi hermana durmiendo en su cuna, yo en mi cama y mi hermano mayor (con él me llevo 17 meses) en la suya, con mi madre.

Otro recuerdo de aquella época es pasar por delante del cuarto de mi padre y sentir lástima por él, porque era el único que dormía solo.

Por supuesto, era mentira. Cuando nos dormíamos, mi madre se marchaba de la habitación para ir con mi padre. Pero, claro, entonces no lo sabía.

Colechando a los 30

Ya he contado otras veces que no colechamos con las niñas.

El caso es que el otro día estaba la Superabuela y pusimos a las niñas a echar la siesta. Y, ni cortas ni perezosas (igual un poco perezosas sí), nos echamos las dos en la cama.

Y, ¿hasta que edad durmieron sus hijos con usted?

Mi madre puede decir que, a los 30, su hija aún dormía con ella esporádicamente.

sábado, 28 de julio de 2012

5 meses

Una vez más, voy con retraso...

Nuestra pequeñuela ya tiene 5 meses y no me he dado ni cuenta.

Si no fuera porque estoy de excedencia, me habría tenido que reincorporar dos días antes de que los cumpliera. ¡Qué locura! ¡Con lo pequeñita que es...!

Dicho lo cual...

Está muy alta (o eso dicen). Ya le quitamos el capazo y, aunque aún podríamos haber apurado un poco en su momento, ya no cabría.

Ayer l pesé: 7'66 kg. pesa nuestra "rechonchita".

A nivel de motricidad gruesa, está estupenda. Avanza a buen ritmo, aún arrastrándose, pero lleva unas semanas poniéndose a 4 patas y es cuestión de tiempo que empiece a gatear. Además, tiene la espalda bastante fuerte. Todavía se acaba yendo a un lado, pero se mantiene unos instantes sentada sin apoyos.

Las manos se dirigen con presura hacia los objetos que llaman su atención. Los coge con un agarre precario, generalmente con las dos manos, y se los lleva a la boca, llenándolos de un sinfín de babas.

Hablando de lo cual...

Pasa del chupete bastante, pero le encanta babear lo que se ponga por delante (juguetes, peluches, ropa, la mano de papá, los zapatos de su hermana...). Creemos que ha empezado con los dientes, pero aún puede pasar tiempo hasta que asome alguno.

Sonríe con facilidad si está de buenas, pero lo mejor son sus carcajadas. Le encantan las cosquillas y pedorretas, así como su hermana. Incluso deja de comer para observar qué hace e intentar acercarse a ella.

Ya parlotea un poco. Se pone muy digna y suelta algo. Lo mejor son los "diálogos" con su hermana. Me parto.

Me ha tenido un poco desconcertada con las tetadas. Tan pronto come cada hora, como pasa el tiempo y se niega a coger el pecho. Parece que come más mientras duerme y en ambientes muy tranquilos, porque cualquier distracción hace que se suelte y no vuelva a agarrar.

El sueño está muy entrecortado. Se despierta mucho por la noche e, incluso, durante la siesta de "después de comer". Aún hace, por lo menos, un sueño más por la mañana y otro por la tarde.

Está preciosa, alegre, mimosa y maravillosa. ¿Os he dicho alguna vez lo rápido que se me está pasando?

Si las madres dominaran el mundo...

...la prima de riesgo sería ésa que anima a nuestros hijos a subirse a los árboles.

miércoles, 25 de julio de 2012

Llanto inconsolable

Hoy mi peque hace 5 meses y ésta noche hemos tenido uno de esos momentos que angustian mucho a cualquier padre: Un llanto inconsolable.

No quería pecho (lo rechazaba de plano). No estaba sucia. Le hemos dado Apiretal, porque está con los dientes, pero ya tenía que estar haciendo efecto cuando todo empezó.

No se había dormido dentro de la rutina normal y, como se resistía, puse su manta de actividades en la entrada de la cocina y me puse a preparar la comida de hoy.

Al principio, estaba juguetona y exploradora. Tuve que ir a buscarla al salón y hasta el final del pasillo un par de veces, porque andaba de excursión.

A partir de cierto punto, empezó a ponerse un poco quejicosa, así que intenté dormirla al pecho, pero no quiso. Por tanto, volvimos al punto de partida.

Fue quejándose más y, cuando se puso a gimotear, fui a lavarme las manos para cogerla. Cuando quise tenerla en brazos, ya lloraba.

Ni pecho, ni paseos, ni mecerla, ni tumbarme con ella, ni ponerla sobre mí, ni cantarle, ni mimarla y besarla... Nada conseguía calmarla.

Mi marido vino por si quería relevo. Había salido con la mayor para ir al baño.

No quería, pero pensé que, por probar...

Nada. Eso es lo que aguanté en el cuarto de la mayor. No podía soportar oírla llorar y no hacer nada (¿cómo lo hacen los que siguen a Estivil?).

Volví con ella al cuarto y tuve la sensación de que lloraba menos en el pasillo (que estaba más fresco), así que fuimos al salón.

Allí tuve la idea.

Un problema que tengo con la pequeña es que hay cosas que la distraen hasta el punto de no comer, aunque tenga hambre. Su hermana es una de ellas. La tele es otra.

Nos sentamos en el sofá y encendí "la caja tonta". Su atención fue captada por la pantalla enseguida. Gimoteaba un poco a ratos, pero yo la mecía mientras le comentaba lo que estábamos viendo (un documental sobre cómo se hacen maquetas de barcos).

Al rato, estaba tranquila y, poco después, relajada.

Pasado un tiempo, le ofrecí pecho y lo cogió.

Cuando su papá vino de dormir a su hermana, ella también estaba frita. Estaba preciosa, tan bonita...

Mi marido se sentó en el sofá a disfrutar del momento. Sólo faltaba la mayor durmiendo en mi regazo para ser perfecto; pero, como puntualizó mi marido, nuestra Cachorrote estaba felizmente dormida en su cama.

¡Qué mal se pasa cuando sufren y no sabes qué hacer!

Doy gracias a Dios por esa idea de la tele. Ya no sabía qué hacer o cómo ponernos.

sábado, 21 de julio de 2012

Felices sueños

Hace unas semanas, fue el Día Mundial del Sueño Feliz. Básicamente, un movimiento para denunciar la ignorancia que existe en torno a los daños que puede causar dejar a los bebés llorar hasta la extenuación.

Si eso fuera todo, quizá yo me hubiera sentido incluida y, hasta cierto punto, me sentí.

Sin embargo, la idea que me llegaba de todos los lugares que leía es que se trataba de la fiesta del colecho. Todo lo que leí parecía plantear una dualidad llanto-colecho y eso no dejaba sitio para mí (y supongo que tampoco para muchos otros padres).

¿Es el colecho la única alternativa a dejar llorar al bebé?

La respuesta correcta es no, y hablo por mi propia experiencia.

Nosotros leímos algunas cosas en su día. Me negué a leer a Estivil, pero tampoco quise leer a Carlos González.

Leí cosas sobre colecho y leí cosas sobre "llanto humanizado". Ninguna de las dos encontró lugar en mi forma de evolucionar como madre.

Alguna vez he dormido con mis hijas y debo decir que más bien he "dormitado". No me preocupa aplastarlas, pero me aterra que se caigan de la cama. Dormida no sabría si se han dado la vuelta y han caído por los pies de la cama (y con lo que se mueven mis pequeñas, no es descabellado).

La alternativa podría ser poner el colchón en el suelo, pero no he encontrado la idea lo bastante sugerente para implementarla en casa (alguna vez nos hemos organizado así durmiendo fuera de casa).

La parte de llorar, por muy humanizado que sea, me agobia; así que se cayó por su propio peso.

Entonces, ¿hemos tenido un "Sueño Feliz"?

Quizá nos ha costado más esfuerzo que si hubiéramos colechado o dejado llorar a las peques. Creo que, desde ese punto de vista, elegimos la opción menos eficiente. No obstante, pienso que nuestro sueño ha sido feliz.

Mis hijas han dormido al pecho (la pequeña aún lo hace) mientras han querido. Cuando no era al pecho, era en brazos (Pirañita disfruta aún de este privilegio de cuando en cuando, a pesar de sus más de 13 kg.). Y, aún hoy, a falta de algo mejor, tiene la presencia de su padre o las canciones de su madre.

Ocasionalmente, la dejamos sola. Y se queja. Y, a veces, deja de quejarse y se duerme. Y, a veces, empieza a llorar y sus papás van al rescate.

Como la opción de dejarla sola suele responder a la necesidad (cuando tienes dos no siempre es lo que querrías), parece que se muesta medio-tolerante. Y digo "medio" porque es "a veces sí, a veces no".

Cuando es que sí, fenomenal. Cuando es que no, qué se le va a hacer, si ella también es un bebé.

Lo que más me gusta de dormirlas es ese momento en que te das cuenta de que se han quedado "blanditas" y sientes su respiración pausada, la tranquilidad reinante, sus rostros relajados... y piensas: "Si pudiera congelar un momento, sería éste."

A veces es duro, pero no entiendo cómo alguien puede elegir cambiar esos momentos mágicos por una llantina de aúpa; a menos, claro, que les hayan engañado diciendo que si no lo hacen así, harán daño a su bebé. Y esa mentira debería ser puesta en evidencia y castigada, por el daño que hace a los niños y, además, la experiencia maravillosa que roba a esas familias.

Igual, el año que viene, me animo a participar en el Día Mundial del Sueño Feliz, si siento que hay sitio para mí.

Bañito veraniego

"Aquí no hay playa, vaya, vaya..."

Estamos pasando unos días muy duros aquí en Madrid. Hace un calor horroroso y llega un momento en que no sabes dónde meterte.

Por supuesto, los niños no escapan a este problema y se ven más afectados por el calor, si cabe: Comen menos, duermen peor, están apatatados...

Y hoy, por fin, he hecho algo que llevaba tiempo pensando y a lo que no acababa de lanzarme: Poner un palmo de agua templada en la bañera, llenarla de juguetes y meterme con las dos enanas.

¡Qué exitazo!

Las tres lo hemos pasado en grande. Creo que nunca había visto a la pequeña reírse a carcajada limpia de esa manera.

Una de las cosas que más ha gustado a ambas ha sido chapotear juntas con los pies. Cada vez que paraba, Pirañita me exigía que siguiera moviendo piernas de su hermana.

Pasado un rato, he decidido sacar a la peque, porque no quería que se cansara demasiado (una máxima con las actividades con niños es cortar siempre antes de que ellos quieran-sin convertirlo tampoco en una faena-, para que estén deseando repetir). Y, mientras le daba el pecho y caía doblada, el Superpapá ha tomado el relevo para jugar en la bañera con la mayor.

Pirañita ha salido alucinada con sus manos arrugaditas y deseando repetir.

Fresquitos y tranquilos, hemos pasado una mañana de relax, diversión y actividades educativas. Nos ha faltado el paseo, pero es que no se puede tener todo...

lunes, 16 de julio de 2012

Adiós, Papá

Llevamos una temporada en que nuestra hija mayor ha vuelto a dormir con uno de nosotros a su vera. La tradición (y la necesidad) dicta que sea su padre, sin embargo, ella no lo ve tan claro.

Sale del baño y localiza a Mamá. Si está dando de mamar al bebé, hay poco que rascar, así que no insiste mucho; pero, en cuanto Mamá sale de su habitación, su rádar lo detecta y comienza la ofensiva.

Empieza con "mamá"s al viento, seguidos de alguna excursión al baño (todo el mundo sabe que la agenda oculta de la Mamá incluye ducharse). El ataque comienza con mimos zalameros, abrazos y negativas rotundas de volver con el Papá.

"Mamá, Mamá", afirma rotundamente, mientra despide con la manita a su pobre padre.

Se mete en su camita y señala con insistencia el sillón que hay al lado, para que no quede duda. Y, por si nos confundimos, echa al Papá inmediatamente si se apodera del "asiento reservado".

A veces se queda lloriqueando y quejándose amargamente si no consigue lo que quiere y, en general, creo que tarda más en dormirse, porque, mientras esté despierta, hay posibilidades de que Mamá sustituya a Papá.

No creo que nos eche un pulso, ni nada por el estilo; es sólo que está pasando una fase de sentirse más demandante conmigo; quizá porque en su relación con su padre no se siente tan desplazada por su hermana, como en mi caso. Y, como fase que es, pasará.

Cuando podemos darle gusto, no veo por qué no hacerlo. No creo que haya que negar cosas a los niños sólo por fastidiar o con algún anodino afán de demostrar nuestra superioridad y poder. (¿A qué complejo responde este último comportaminto? A uno del niño no tiene pinta...)

Y, bueno, cuando no cuadra, pues no cuadra; que dormir con su Papá es maravilloso, que lo sé yo.

"Que sí, Mamá; pero tú siéntate ahí y dile a Papá que le quiero mucho y ya nos vemos mañana por la mañana."

domingo, 15 de julio de 2012

20 meses

Pirañita hizo 20 meses, pero hemos tenido algunos acontecimientos familiares que me han hecho posponer esta entada.

Este mes ha sido mucho más tranquilo que el anterior. Mi marido también ha trabajado mucho, pero a otro ritmo. Hemos estado en casa y respetado más nuestra rutina.

Estoy encantada con cómo se mueve mi niña. Adquiere nuevas habilidades a gran velocidad, tanto a nivel de motricidad fina, como gruesa.

Nos dimos cuenta de que sus patrones de lanzamiento y pateo estaban un poco inmaduros, así que, la semana pasada, le compramos un balón. Los progresos no se han hecho esperar y son fácilmente observables. Está claro que necesitaba más oportubidades para trabajar esas habilidades.

Otro ejemplo sucedió el otro día. Yo quería hacer unas conservas de cerezas y me puse a deshuesarlas. Pirañita se apuntó y, por imitación, abría las cerezas, pero no acababa de percibir la parte del deshuese. No le presté mucha atención, porque no pensé que fuera capaz de esa tarea compleja: Abrir la cereza, sacar el hueso, tirar el hueso en la basura y poner la cereza deshuesada en la ensaladera. Sin embargo, ella quería hacer lo mismo que Mamá, así que le expliqué cómo hacerlo. ¡Y lo hizo fenomenal! Lo pilló enseguida y me hizo sentir estúpida por no haber confiado en sus capacidades desde el principio.

Tendríais que ver cómo baila. Ya no sólo mueve el culete (que también), ahora mueve los brazos en distintos patrones, hace piruetas, salta, mueve los pies... Y se monta sus coreografías en un momento. Un poco de música y lo pasa en grande.

En lo que respecta al PIS, ha tenido una evolución impresionante. Hubo momentos un poco desesperantes para ambas, pero verla ahora, aplaudiendo y bailando en el orinal mientras hace sus "cosillas" hace que el esfuerzo haya merecido la pena. Aún tenemos fugas ocasionales, pero ni siquiera todos los días. Lo está haciendo fenomenal.
El lenguaje sigue avanzando despacio, pero seguro. Suelta alguna palabra nueva cuando menos te lo esperas. Así, como si la hubiera dicho toda la vida.

Las actividades que vamos haciendo le están gustando, aunque se dispersa con facilidad. Necesita mucha atención para permanecer en una tarea que ella no cotrola y no saltar a cualquier otra cosa.

El juego simbólico se sigue afianzando, casi siempre imitando los cuidados que recibe el bebé: Cambio de pañal, ejercicios...

Con su hermana, tiene sus momentos. La adora, pero lejos de sus cosas. Es alucinante lo mucho que el "no" y el "mío" salen de su boca últimamente.

Está monísima y maravillosa.

¡Feliz segunda decena!

viernes, 13 de julio de 2012

Mamitis aguditis

De un tiempo a esta parte, Pirañita está más acaparadora si cabe. Tengo la teoría de que el Cachorrote tiene pelusilla del Cachorrito, aunque ya era muy demandante antes.

Quizá lo más característico de esta fase es que lo que quiere acaparar es a la mamá (a la menda, vaya).

Por un lado, es curioso porque pasamos todo el día juntas. ¡Si hasta al Sr. Roca visitamos en amor y compañía!

Por otro, tiene sentido porque, cuando hay más adultos con los que compartir tareas (Papá, alguna abuela, los tíos...), la pequeña suele quedarse a mamá y la mayor suele quedar en manos del otro.

Y, cómo no, el otro suele ser su Superpapá.

Nadie se engañe. Adora a su padre. Si por ella fuera, pasaría todos los ratos disponibles con él y le llamaría por teléfono el resto del tiempo.

Pero llega la hora bruja, mamá sale del domitorio donde su hermana acaba de caer y la Pirañita se convierte en la "Lapa Ultrapegajosa". Se agarra con uñas y dientes, tanto metafórica, como físicamente, si es necesario.

Y, por qué negarlo, a una parte de mí le encanta. Me deja el ego por los cielos, porque sé que le gusta más mi voz que la de Plácido Domingo, mis cuentos que los de los Hermanos Grinn y mi compañia que la de todos los amiguitos, profesores y parientes del mundo.

Sé que esa "admiración" pasará. Llegará el día que me diga aquello de: "mamá déjame en paz", "no seas pesada", "no tienes ni idea"...

No siempre puedo darle todo lo que reclama. Al fin y al cabo, soy mamá de otra nena que, en este momento, tiene tanta dependencia afectiva como ella, sumada a una dependencia física mucho mayor.

Sin embargo, hay momentos en los que, además de poder, me apetece un montón; así que aprovechamos y nos disfrutamos juntas, y que nos quiten lo "bailao". Porque, si ella puede tener "mamitis", yo puedo tener "Pirañitis".

Si las madres dominaran el mundo...

...se recortaría de lujos (políticos, armamento, burocracia...) y no de lo básico (educación, sanidad, asuntos sociales...).

jueves, 12 de julio de 2012

Decálogo de la madre "borde"

1. He tenido a mis hijos porque me ha dado la gana, y el cómo, dónde y cuándo no es asunto suyo.

2. Mis hijos llevan los nombres que nosotros hemos elegido. Y sólo ellos tienen derecho a criticarnos por ello (y no mucho, que les pedimos opinión y dieron la callada por respuesta).

3. Mis hijos son míos, así que, hasta que ellos puedan decidir por sí mismos, esa responsabilidad es mía, y no de ningún político, profesor, vecina del quinto... Y no, tampoco de la abuela.

4. Usted no tiene derecho a opinar sobre cómo educo a mis hijos. No dudo que tendrá una opinión (que la tiene sobre todo), pero quédesela para usted, si no se la he pedido.

5. Cojo a mis hijos en brazos porque me da la gana. Me inporta un comino si a usted no le gustan los "niños de mamá", porque da la casualidad de que son mis niños y yo soy su mamá.

6. Mi teta no es de dominio público, es privada y exclusiva, y, por eso, la saco y la meto a mi criterio y no a petición popular. Amamanto a mi hijo cuando él quiere, esté donde esté y con la frecuencia que a nosotros nos funciona. Si a usted no le gusta, lo tiene fácil: No mire.

7. No toque a mis hijos sin mi permiso, y no me refiero sólo a levantarles la mano (que ni se le ocurra). No son muñecos, no son juguetes, no son mascotas... Son mis hijos y no queremos contactos no deseados, gracias.

8. Mis hijos son genios. Quizá usted no, y por eso los trata como si fuera imbécil, pero, por favor, si conmigo disimula, haga lo mismo con ellos. No se ponga en evidencia.

9. Si mi hijo llora, no me entretenga con sus tonterías y elucubraciones. ¿Para usted las ambulancias que van con la sirena puesta para contarle al médico su opinión sobre el diagnóstico? Pues aquí igual, ¿no oye que vamos con prisa?

10. "Pues que llore" su padre. Mis hijos lloran sólo cuando no queda más remedio. Igual a usted le mola oír al niño llorar. A mí no, y es mi hijo. Si le gustan las llantinas, cómprese un disco.

lunes, 9 de julio de 2012

Una vida muy complicada

El otro día, descubrí que ésta es la percepción que lo que aquí escribo transmite a mis amigos (al menos uno de ellos). Y yo pensaba: ¿En qué punto mi vida es complicada?

A ver si me entendéis...

Con dos niñas de la edad de las mías, es complicado estar a una hora fija en algún lado, hacer planes lejos de casa (aunque creo que eso es porque, además, no tenemos coche), salir de farra por la noche (iba a decir trasnochar, pero eso lo hacemos con mucha soltura)... A veces, incluso encontrar el momento adecuado para ir al baño puede ser complicado.
Pero, ¿la vida?

Para nada. Hemos simplificado mucho nuestra vida para evitarnos complicaciones.

Tenemos un día a día muy rutinario. Hemos construido hábitos y hemos hecho girar nuestras vidas en torno a ellos (la hora de la comida, la estructura de la tarde, la rutina de acostarse...). Incluso tenemos normas sobre cómo, cuándo y cuánto salirnos de esa rutina, para que no nos trastoque demasiado.

Nuestras semanas también tienen un ritmo claro y bien marcado: Día de compra, colada, limpieza...

Es cierto que no nos atamos a una rigidez absoluta y que, como las niñas son almas libres, los horarios se dan la vuelta, se descuadran los planes, hay que impovisar sobre la marcha... Pero, como lo sabemos, se hace lo que se puede.

Y a eso voy, no creo que nuestra vida sea complicada, porque no tenemos aspiraciones de hacer nada especial. Quizá alguna siesta truncada, pero eso es inevitable.

Igual me engaño, pero creo que nuestra vida es bastante sencilla. ¿A vosotros qué os parece?

domingo, 8 de julio de 2012

PIS: Semana 4

Esto va viento en popa, señores.

Ha sido una semana estupenda, desde el punto de vista del PIS.

Ya sólo tenemos accidentes ocasionales (generalmente porque los papás no estaban lo bastante atentos). Eso implica que el consumo de braguitas, con la consecuente urgencia de lavadoras, ha disminuido.

Nos funciona bastante bien ir con la niña al baño. Si yo, que como y bebo casi con la misma frecuencia que ella, necesito ir al baño, se viene conmigo y, por lo general accede a sentarse y hace pis. Si noto que necesita usar el orinal pero se resiste, lo planteo como que yo voy a ir y ella suele venir conmigo.

El pañal de la siesta lleva varios días seco, pues hace un pis justo antes y justo después de acostarse. Por la noche, hace lo mismo, pero el pañal sale bien mojadito. En realidad, esto último es lo normal, pues, aunque controle despierta, pueden pasar años hasta que lo haga dormida. Sin prisa.

También nos está yendo muy bien fuera de casa. Intentamos usar el orinal antes de salir y al llegar, pero, además, lo utiliza sin miramientos allá donde sea necesario.

Por supuesto, la fregona sigue preparada 7/24, y algún día ha sido necesario su uso varias veces, incluso seguidas. Pero bueno, no podemos quejarnos ni un poquito, que lo está haciendo fenomenal (en realidad, como siempre; porque si alguien falla, tengo claro que somos nosotros).

En lo que respecta a las pegatinas, ya sólo se las damos si las pide, y desvinculado de lo que haya hecho con el PIS.

Estoy muy contenta con cómo se está desarrollando. Sólo siento que lo pasara tan mal al principio, porque creo que fue culpa mía, en gran parte. Yo me presionaba mucho para "hacerlo bien" y, aunque no quería, creo que transmití esa tensión a la niña. En cualquier caso, parece que no hice un daño irreparable, a la vista de los acontecimientos.

A ver cómo seguimos progresando (porque este proceso puede tener altibajos y lo asumimos), pero creo que vamos en el buen camino.

¡Bien hecho, peque!

viernes, 6 de julio de 2012

Si las madres dominaran el mundo...

...la conciliación no sería una opción personal, ni un favor de la empresa, ni una promesa electoral..., sería lo normal.

jueves, 5 de julio de 2012

Cada una llora cuando le toca

Ésa es la norma en mi casa.

Con dos bebés de distintas edades (19 y 4 meses), tengo ahogos y lágrimas en todas las combinaciones posibles. Y, claro, cuando hay dos adultos a mano, uno para cada niña; pero, cuando hay sólo uno...

Al final, hay que priorizar. El problema es que no siempre nos rige el mismo criterio.

A veces es por la urgencia del llanto (un golpe contra una esquina), otras por la intensidad (teeeeengo haaaaaambreeeeeeeeee), por orden de aparición (cuando termine con tu hermana, me ocupo de ti)... Y no siempre es fácil determinar quién te necesita más.

Para mí es, de lejos, lo más duro de tener dos.

Que la casa está echa un asco, no mires. Que aún no has tenido tiempo de vestirte, pijamita de andar por casa. Que ya no da tiempo a ir a la compra, hoy tiramos con lo que haya y mañana Dios dirá.

Pero, cuando una de las dos llora (o las dos), no puedes mirar para otro lado, dejarlo estar o trasladar el problema a "la mamá del futuro". Un bebé llorando necesita algo y, como sólo conocen el presente, promesas a futuro (aunque sea un futuro próximo) no valen.

Eso sí, cuando llevas un día de esos de aúpa, con una que está incómoda, la otra que lleva una mañana de golpes, que no quiero comer, que quiero ir a la calle, no me pongas la camiseta, tengo pis..., te preguntas: ¿Y cuándo me toca a mí?

miércoles, 4 de julio de 2012

La cama

Hace tiempo os conté cómo habíamos planteado el tema del sueño con Pirañita.

Ya se dormía sola en su cuna sin traumas ni nada, pero empezó a preocuparme que "amagara" a salir y entrar en la cuna cuando estaba despierta. Especialmente, porque quedaba poco para que consiguiera encaramarse a la barandilla.

Así fue como decidimos que era hora de dormir en cama. Como tenemos un de esas cunas evolutivas de IKEA, la jugada era sencilla, aunque aparatosa.

Hubo que cambiar las cunas de sitio, para pasar al Cachorrito a la de viaje y al Cachorrote a la de madera, ya sin barandilla. Fue una mañana dura, porque estaba sola en casa y, cuando estaba terminando de montar la cama, se desperto la pequeña llorando; y no tenía donde poner a la mayor a echar la siesta tras la toma y la comida. Por tanto, a terminar a toda leche con los tornillos y esas cosas, para poder consolar a la chiquitina.

La cuna de viaje la monté con la niña en brazos. Porque yo lo valgo.

La primera semana fue genial. Pirañita estaba encantada con su cama nueva.

Sin embargo, la segunda semana sucedió lo inevitable: Se dio cuenta de que nada le impedía levantarse cuando la dejábamos acostada. Y le pareció un juego maravilloso.

Ella se levantaba, nosotros la acostábamos. Volvía a levantarse, la acompañábamos a la cama.

Finalmente, decidimos que la niña no podía quedarse sola. Por tanto, volvimos a hacer lo que tocaba: Hacerle compañía hasta que se duerme.

Su Papá se queda ahí a su lado y deja que entre y salga hasta que se aburra. Yo le canto hasta que se duerme. Por eso suele preferirme a mí, excepto cuando su padre decide pasearla en brazos. Yo ya no tengo espalda para eso...

Algunos dirán que es un retroceso, que nos echa un pulso, que nos controla, o cualquier chorrada de esas. Lo cierto es que está mimosa y un poco pelusoncilla con su hermana. ¡Y que no nos gusta dejarla llorar porque sí!

Como siempre digo en estas cosas: "Sarna con gusto no pica."

Era cómodo que se durmiera sola, y es algo que volverá. De momento, toca estar con ella, que tampoco está mal.

De todas formas, el día que su hermana pase a dormir con ella habrá que quedarse a dormirla, así que nos iba a tocar tarde o temprano.

lunes, 2 de julio de 2012

El color de la semana

Una nueva iniciativa que tenemosven casa es "El color de la semana" (que con el tiempo que saco para hacer materiales, será "El color de cuando-tenga-tiempo-de-preparar-otro" sin que me dé cuenta, pero es lo que hay).

Llevamos y tiempo trabajando los nombres de los colores en español, pero como yo les hablo en inglés, creo que no estábamos contextualizando lo suficiente.

Por tanto, he iniciado esta nueva actividad:

1. Coger una cartulina grande y recortar un letrero para el nombre del color en español e inglés y distintas formas geométricas (que quiero trabajar de forma transversal) y cosas que sean típicas de ese color (limón-amarillo, fresa-rojo, pimiento-verde...).

2. Pegar celo detrás de todos los elementos para que se puedan pegar y despegar con facilidad.

3. Colocar todo en el rincón reservado para ello.

4. Ir mostrando a la niña todos los objetos diciéndole el nombre y el color. 

5. Dejar que ella los manipule y los pegue y despegue por toda la casa, repitiendo el nombre y el color cuando lo hace.

6. Señalar a lo largo del día objetos de ese color que estén en nuestro entorno y proponerle que ella busque también elementos de ese color.

Empezamos con el amarillo y ahora estamos con el rojo. La acogida ha sido muy buena, aunque la esperanza de vida del material es corta (me he planteado hacer futuros colores con goma eva, pero sale más caro y no sé si compensa).

Ya os iré contando cómo nos va.



PIS: Semana 3

Esta semana la cosa se va asentando. Más o menos, doy tantas pegatinas, como suelos friego. La verdad es que la mayor parte  de las veces friego y doy pegatina, porque tenemos un accidente que termina felizmente en el orinal. De hecho, poco a poco, la niña va haciendo más cantidad en el orinal y conteniendo más cuando lo hace fuera.

Por otro lado, muchos "accidentes" son culpa nuestra, que no nos hemos dado cuenta de lo que estaba pasando.

Ahora que está más cómoda, es más difícil saber que está a punto de hacer pis, porque ya no viene desesperada a que le soluciones el problema. A veces, ni siquiera viene...

Sigue siendo duro, pero vemos que vale la pena. Tardará más o menos, pero estamos en el buen camino.

De hecho, cada vez aguanta menos la humedad en el pañal. Ahora cambiamos más pañales que antes, pero muy concentrados. Creo que es buena señal, porque le gusta tener el culete limpio y seco, como debe ser.

En esta entrada, quiero aprovechar para mandar todo mi apoyo moral y un gran mensaje de esperanza a las mamás que están empezando este terrible proceso.

Es muy duro y, sobre todo al principio, parece que no estamos avanzando, que vamos a peor, que nunca llegaremos a hacerlo bien.

Tranquilas, nos quedan meses de fregona por delante; pero llegará y nos alegraremos de haber apostado por nuestros pequeños. Ya lo veréis.