lunes, 25 de junio de 2012

4 meses

Hoy nuestra pequeñuela cumple 4 meses.

Está enorme. El viernes la pesaron y la midieron para las vacunas y la enfermera se sorprendía de todo, pero, en especial, el perímetro craneal. Mi chiquitina del percentil 75... ¡Qué grandonas me han salido!

De desarrollo, está como quiere.

El sábado en la caja del supermercado le dijeron a mi marido que tuviera cuidado, que se le escapaba la niña del capazo. Se había dado la vuelta y se veía sobresalir un culo y todo el cochecito moverse.

Tanta movilidad tiene bastante peligro, porque no hay lugar seguro. Incluso en el suelo consigue meterse en líos.

Hace cosa de una semana, la dejé en el suelo de puzzle y fui a cambiar a su hermana. La oí llorar y pensé: "Es que no le gusta estar sola (es por lo que suele llorar), en cuanto termine de vestir a ésta, vamos para allá." Tuve que levantar la cuna para sacarle la cabeza de debajo. Podría haberlo hecho de otro modo, pero hubiera llevado más tiempo y estábamos agobiadas.

Ésa fue la más sonada, pero se me mete bajo las mesas, entre las sillas... O llega a algún obstáculo y llora porque ella empuja, pero no avanza (el sofá es su némesis).

Levanta perfectamente la cabeza y el pecho, apoyándose en las manos, y todo el cuerpo menos la cabeza, si lo hace sobre manos y pies.

A nivel manual, me alucina. Coge cualquier cosa, se gira apoyándose en algo sin soltarlo, manosea, se lleva todo a la boca, se agarra los pies...

Se ríe un montón y gorgojea de lo lindo. Le encanta tener "conversaciones" y está muy atenta a todo lo que se le dice y los gestos que lo acompañan.

Mi pediatra quería que le introdujéramos la papilla de frutas sin gluten hace un mes. Por supuesto, no lo hice, y no tengo prisa, así que lo iré viendo.

Me encanta cómo interactúa con su hermana, cómo se fija en todo lo que hace, cómo se arrastra hasta ella para tocarla...

Seguro que me dejo algo en el tintero, pero, resumiendo, está para comérsela.

domingo, 24 de junio de 2012

Las partes del cuerpo

Tenía ganas de hacer unos muñecos para trabajar las partes del cuerpo y, hace un par de semanas, sacamos tiempo.

Los he puesto en la cocina, porque así estamos entretenidas mientras mamá maneja cosas peligrosas. De hecho, están en el extremo opuesto a la vitro y el horno.

Se llaman Eva y Adán (nadie dijo que yo fuera muy original) y su desnudez ha generado algún comentario entre las visitas... y su padre.

Sí, están desnudos, ¿qué pasa? ¿Cómo vamos a aprender todas las partes del cuerpo si escondemos alguna?

El cuerpo desnudo (más aún si está infantilizado) no tiene nada de malo. Son las mentes sucias las que convierten algo hermoso y natural en algo sucio y reprobable.

A imagen y semejanza de Dios, según la Biblia. Si alguien tiene algo contra el cuerpo que Dios nos ha dado, que lo discuta con Él. Nosotras sólo estamos intentando aprender cómo se llaman y son las partes de ese cuerpo.

Y, por cierto, lo llevamos fenomenal, tanto en inglés como en español.


PIS: Semana 2

La semana ha sido agotadora, y el PIS sólo ha añadido leña al fuego.

Empezamos la semana pasándolo fatal cada vez que la peque necesitaba orinar. Tanto es así, que llegué a la conclusión de que daba igual donde lo hiciera, con tal de que dejara de sufrir tanto.

Uno ha de tener cuidado con lo que desea.

La niña trazó su estrategia: Utilizar el pañal siempre que pudiera (lo lleva en la siesta y por la noche), llevar siempre el pañal seco (al mínimo escape exigir cambio) y, cuando todo falle, desaguar en el lugar y momento menos adecuado.

Mi paciencia ha sido puesta a prueba, y no la ha superado. Hace un par de días no pude evitar echarle una bronca de a kilo.

Después de preguntarle varias veces, ofrecerle el orinal y rezar para que no se meara ahí mismo, porque su hermana estaba medio dormida y en un par de minutos más al pecho sería trasvasable; se planta en medio del suelo de puzzle, rodeada de juguetes, peluches y cuentos que ella misma ha tirado al suelo y...

Pues eso, desastroso.

Suelta al bebé, mueve a la mayor hasta el orinal más cercano mientras riega el suelo... Y todo para nada. Ni una misera gota en su sitio. Y su hermana llorando de la impresión. Y ella también. Y, si me apuras, hasta yo.

También se ha echo algún pis encima en el parque. Ahí ya no me pilla con el tema de las mudas, porque llevamos 3, pero he tenido que limpiar el tobogán un par de veces. ¡Jamás un crío se deslizó por superficie más reluciete! (Me pregunto si alguien limpia los columpios alguna vez...)

Hemos creado un sistema de refuerzos positivos (o cómo sobornar a tus hijos para que hagan algo). Cada vez que lo hace bien, puede elegir una pegatina de premio. Las tengo con un imán en la nevera de la cocina, para que las vea y desee.

No sé si es la extorsión, pero ayer batió su récord y ganó 3 pegatinas. También volvió a mear el puzzle, pero ésa es otra guerra.

A ver qué tal seguimos avanzando. No creo que lo de ayer vaya a ser norma de momento, pero ofrece esr rayito de esperanza que necesitábamos.

jueves, 21 de junio de 2012

La guardería

Hace tiempo os comenté mis reservas sobre mandar a Pirañita a la guardería, pero creo que no os conté cómo terminó la historia.

En septiembre, y tras un montón de reuniones seguidas que podrían haberse comprimido para que no tuviera que salir antes del curro tantos días consecutivos, Pirañita empezó en la guardería.

Habíamos conseguido plaza en la guardería concertada que queríamos (al mismo precio que la pública, pero con una hora más de clase incluida en el precio, me pillaba de camino al metro, comida hecha allí, un patio enoooorme...), en la que compartía clase con otros 17 niños de entre agosto y diciembre de su mismo año, dos educadoras y una persona de apoyo (y me moló bastante que éste último fuera un chico, por aquello del modelo masculino y esas cosas).

Las educadoras eran muy distintas: Una mucho más maja y cariñosa, y otra mucho más seca en general. Además, estaba el chico, que era un poco peculiar, pero era evidente que le encantaban los niños y se le daban genial.

Desde los primero días, entraron en nuestra vida unos nuevos compañeros no invitados: Los "bichos". Cuando no era un trancazo era una conjuntivitis, cuando la conjuntivitis había pasado teníamos una gastroenteritis, después de esa, una irritación del pañal con hongos... Y, con ellos, paracetamoles, ibuprofenos, gotas para los ojos, antibióticos, mucolíticos... Todo el lote.

Y así fue como la Superabuela empezó a pasar casi más tiempo con la niña que las cuidadoras. Tanto fue así, que en diciembre fue 4 días contandos, y hubiera faltado el puente y navidad de todas maneras, porque se los pasó mala.

Yo cada día veía menos claro el tema. Entre que estaba mala, que las irritaciones del pañal eran muy frecuentes (y se debían a falta de higiene, no os quepa la menor duda), que nunca me convenció mucho el tema desde el principio, que pagábamos para que, al final, mi madre se ocupara de ella, que no dejaba de pegarme cosas estando embarazada (y, claro, a ella podíamos medicarla, pero para mí era más chungo), la inminente llegada de un bebé que iba a contagiarse de todo aquello...

Al final, decidimos que enero sería su último mes allí y que febrero lo pasaría con la Superabuela, hasta que mamá "soltara el bicho" y se quedara en casa.

Y así fue.

En enero, no se puso mala apenas y me llegué a plantear si no nos habríamos precipitado.

Ni de coña.

¿Os podéis creer que los profes ni siquiera iban a despedirse de la niña el último día, que tuve que ser yo quien dijera algo?

Por supuesto, febrero fue de cine. La niña no echó de menos nada y lo pasó en grande con su abuela. Aún arrastraba ese moco que es característico de las guardes, pero también lo fue perdiendo poco a poco.

El día 25 de febrero llegó su hermana, el 27 volvimos a casa y, desde entonces, aquí estamos las tres a partir un piñón.

Es duro ser mamá en casa, con dos niñas tan pequeñas y todo eso. De hecho, no sé que voy a hacer el mes que viene cuando la señora que me echa una mano con la limpieza (6 en semana) se vaya de vacaciones. Pero da igual. Merece la pena.

Pude dudar antes, pero nunca después. Sacarla de la guarde es lo mejor que he hecho, por ella y por toda la familia; pero, sobre todo, por ella.

domingo, 17 de junio de 2012

PIS: Semana 1

*Escrito el 16 de junio y colgado a posteriori por un error de blogger. La siguiente memoria del PIS la colgaré mañana.

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Ayer hizo una semana de la retirada del pañal de Pirañita. 7 días de orinal, fregona y niña meona.

Ha sido una semana muy dura. Yo estaba preparada para fregar, poner lavadoras, aceptar el error... Lo que fuera (o eso creía). Pero no estaba preparada para esto.

He tenido días en que Pirañita no se sentaba al orinal ni a tiros y la única opción que dejaba era mantenerla ahí por la fuerza, mientras se debatía y lloraba como si la estuvieras matando lentamente. Ha habido momento en los que quería hacer pis, pero no en el orinal, así que traía un pañal en la mano para que se lo pusiera. Cada vez que está meándose, viene a que le soluciones el problema, pide brazos, mimos... pero ni orinal, ni váter, ni nada. Consigues tenerla media hora entretenida sentada en el orinal porque se estaba haciendo pis y, cuando bajas la guardia, se pone de pie, corre al centro de la habitación y se mea ahí mismo y, para más inri, se pone a llorar porque está sucia y quiere que la limpies "y, ya que estás, fíjate, porque algún desaprensivo ha mojado el suelo y deberías limpiarlo también".

Hemos abandonado el método de los tres meses con el culo al aire porque era insostenible. Ella estaba incómoda, yo preocupada por una posible cistitis y una diarrea galopante puso punto y final a la situación. Por tanto, me he pasado dos días recorriendo las mercerías del barrio en busca de bragas de su talla. Empecé pagándolas a 3 x 4 € y las últimas las pagué a 3 x 5 €. Si alguien necesita bragas de su talla en el barrio, queda alguna en la mercería en la que me negué a pagar 3 € por una sola braga.

Me he planteado muchas veces qué estamos haciendo mal. La niña sabe que se mea, sabe que queremos que lo haga en el orinal... Lo sabe todo tan bien que el otro día, cuando se estaba haciendo pis en el parque, me trajo ella misma el orinal que llevaba en el carrito.

No es falta de capacidad, es que no le da la gana.

Yo lo entiendo, de verdad, es otro cambio más en un mes muy movido: Cambio de cuna a cama, un par de estancias en casa de los abuelos, papá llegando  las tantas, comer sin bandeja de la trona, su hermana ganando en monería y movilidad (con la consiguiente pérdida de Pirañacentrismo)...

Igual deberíamos haberlo pensado antes, pero ya está hecho. Ahora sólo queda seguir adelante.

¡Ojalá fuera menos duro para todos!

Ahora ya sólo es cuestión de que le dé la gana. Dios quiera que sea mientras aún me queden algo de paciencia y cordura...

sábado, 16 de junio de 2012

Vida laboral y vida familiar, ¿irreconciliables?

Hoy leía en Me gusta ser mamá una entrada en la que comenta los sentimientos encontrados que le suponen un ascenso laboral de una amiga suya, al reincorporarse de la baja de maternidad.

La entiendo perfectamente. Yo tenía un trabajo que me gustaba antes de mi primer embarazo. Viajaba mucho, básicamente. Pero, ya con el embarazo, empezaron a reducirme los viajes y, al reincorporarme, dije que no quería viajar para poder mantener la lactancia. La lactancia se solapó con mi segundo embarazo y hasta hoy.

No me despidieron, no me degradaron, pero dejé de hacer tabajo de campo para sentarme en una mesa a pasar horas haciendo documentos sobre cómo hacer ese trabajo de campo. Un peñazo, necesario para la empresa, pero infumable.

Mi maternidad cambió mi vida laboral para pasar de tener un trabajo que disfruta, a un curro que me aburre, pero que, como están las cosas, no es fácil dejar (especialmente si tenemos en cuenta que disfruto de una maravillosa reducción de jornada).

Seamos francos: La teoría dice que no, el corazón desearía que fuera mentira y pretendemos luchar contra ello; pero, en la práctica, algunas tenemos que elegir.

Una compañera que tuvo a su hija un mes y medio después que yo la mayor me preguntó si me sentía realizada. Mi respuesta fue un sí rotundo y aclaré: "porque salgo de aquí, recojo a mi niña y puedo estar con ella toda la tarde, todos los días".
"¿Y profesionalmente?"

Ella aceptó meterse un viaje de un mes al reincorporarse de la escedencia que le había permitido estar en casa hasta que su peque tuvo 9 meses. Y tiene mérito, porque consiguió seguir dando el pecho a la vuelta, que es algo por lo que yo no habría dado dos duros (no creo que yo lo hubiera conseguido).

Conozco mucho casos de todo tipo, incluidos los polémicos causados por algunas madres en política que han salido del paritorio para irse de campaña, como quien dice.

¿Y quién soy yo para juzgar a nadie?

Yo he elegido renunciar a ciertas cosas por mis hijas, no a trabajar,  pero sí a disfrutar de lo que más me gustaba de mi trabajo. Es una elección libre, claro, pero no agradable.

Y no, no echaré de menos mi antiguo trabajo algún día. Lo hecho de menos ya, y antes de mi último parto, y tras el primero, y durante el tramo final de mis embarazos...

Cuando mis compañeros hablan de los proyectos en que trabajan, de los sitios a los que viajan, de las cosas que comen, de la gente que conocen, incluso de los problemas que tienen que superar; pienso: "Podría ser yo".

Sin embargo, miro el fondo de pantalla en el que hay una foto de mi pequeña familia y pienso: "Pero menos mal que no soy".

viernes, 15 de junio de 2012

jueves, 14 de junio de 2012

19 meses con Pirañita

Ayer nuestra Pirañita hizo 19 mesazos. Parece que fue ayer que nacía y ya es toda una señorita... ¡Y hermana mayor, nada menos!

Este mes ha sido superintenso para ella. De hecho, ahora me doy cuenta de que las dificultades que estamos pasando con el PIS pueden ser una respuesta normal a tanta movida seguida: Cambio de cuna a cama, un fin de semana y otra semana entera en casa de los abuelos, llegada del calor veraniego y consiguiente cambio de vestuario, desaparición de la bandeja de la trona para comer en la mesa, retirada del pañal... y, además, inicio de celos por su hermana dignos de tal nombre. ¡Casi nada!

Un montón de cambios que se suman a los que ella misma va teniendo, como la explosión del lenguaje que estamos viviendo. Cada día aumenta su vocabulario, aunque sea en ese idioma que sólo ella habla y únicamente nosotros comprendemos.

También hemos empezado las perretas, las pesadillas, establecido claramente el juego simbólico, desarrollado la capacidad para el ocio pasivo...

Hay gente que dice que, a veces, los niños sufren un retroceso y, en algunos aspectos, estoy segura de que dirían que mi hija es un claro ejemplo. Sin embargo, yo lo que veo es que mi hija avanza y, en ocasiones, su manera de manejar el estrés que los cambios le suponen nos recuerda que sólo es una niña muy pequeña, un bebote que está descubriendo que no es el centro del universo y que vive en un mundo grande y cambiante que, en ocasiones, puede ser emocionante hasta el punto de asustar un poco.

Espero que, al menos, se dé cuenta de que no está sola, ahora ni nunca, porque, mientras nosotros estemos aquí, tendrá un abrazo cerca, un beso en el chichón, una caricia donde duele, una mano con la que equilibrarse y dos brazos para levantarla.

¡Qué mayor se me está haciendo...!

martes, 12 de junio de 2012

PIS: Día 3

Ayer, una vez acostada, Pirañita no podía dormir y pidió "caca" (todo lo relativo al pañal) 3 veces, así que la levanté, le quité el pañal y la puse al orinal. El último pisete del día cayó en su sitio, pero acompañado de una llantina considerable. Pensé que igual tenía cacas, pero nada...

Hoy empezamos con una niña dispuesta a jugar en el orinal, pero sin nada que dejar allí. Igual teníamos que haberla puesto más rápido al levantarse... Quién sabe.

El día tuvo un punto dramático. Sentarse en el orinal era sinónimo de llantina y se resistía a hacer pis. Al final, todos los pisetes empezaron fuera y, por cabezonería de mamá, acabaron dentro. Sin embargo, ni mimos, abarazo, ni canciones frenaron su creciente aversión a sentarse y no ha hecho caca en ningún momento.

En la siesta, volvió a pedir "caca", como anoche, y decidí cambiar el escenario habitual utilizando el orinal del pasillo en lugar del del  baño. No hizo nada, pero, al menos, estuvo feliz y contenta.

Ambas salidas fueron un éxito: Fuimos y volvimos sequitas.

En cualquier caso, me siento frustrada e insegura.

¿Por qué ha empezado a llorar? ¿Es normal? ¿Nos hemos precipitado al quitarle el pañal? ¿La estamos presionando mucho? ¿Le transmitimos mucha ansiedad? ¿Qué podríamos hacer para que estuviera cómoda y feliz?

El fin de semana largo ha terminado, los tres días han pasado y ya nos hemos zambullido en la piscina de retirar el pañal. No me preocupa demasiado la idea de tener que salirnos porque no hagamos pie, pero sí la de atragantarnos y acabar cogiendo miedo al agua por haber saltado pronto o mal. Al fin y al cabo, no tenemos prisa y sí muchas ganas de hacer las cosas bien.

El tema es que la niña cumple todos los requisitos clásicos para empezar el entrenamiento de control de esfínteres y, por lo que e visto, esperar no garantiza que estas cosas no vayan a pasar sólo porque la niña sea más mayor.

Seguiré retransmitiendo, aunque ya no será día a día.

domingo, 10 de junio de 2012

PIS: Día 2

El día comenzó con ciertas reservas por mi parte. Ayer sentí que no lo habíamos hecho muy bien y hoy había que esforzarse para que el fin de semana no fuera un fracaso.

Al levantarnos, fui al baño con la peque y allí pasamos un rato sentándonos en el orinal, jugando... En eso que noto un cambio de registro en la peque y, sin mirar ni pensar, la siento al orinal. Había perdido unas gotitas y un trozo de caca, pero el final de ésta última terminó en su sitio: ¡Éxito! Empezamos bien el día.

La mañana nos dejó dos pises en el orinal, sin ninguna pérdida. Yo estaba que no me lo creía.

Por la tarde, podíamos y debíamos salir, pero la niña había mojado el pañal de la siesta a conciencia y, aunque todos estábamos listos para cruzar la puerta, Pirañita no soltaba gota.

Tras unos cuantos ratos intercalados de baño y otras habitaciones, oímos el soniquete esperado en el lugar adecuado. Terminamos de vestir a la niña y bajamos al parque.

Puse la alarma del móvil para salir del parque con margen, porque el objetivo era llegar secos a casa. Prueba superada de nuevo.

Al poco de llegar a casa, estando las dos en el baño, volví a notar la incomodidad de la peque y volví a ponerla en el orinal. Habíamos perdido unas gotillas y tardamos en soltar el resto, pero, de nuevo, lo habíamos logrado.

Le hacemos mucha fiesta cuando acierta, pero siempre lloriquea un poco. No sé si es inseguridad, sentimiento de pérdida o alguna otra cosa, pero lo pasa un poco mal. A ver si mañana conseguimos que se sienta cómoda.

El día ha superado mis mejores espectativas. Veremos qué pasa mañana que, además, cambiamos al Papá por la Superabuela como cómplice de la Mamá.

PIS: Día 1

La mañana comenzó con ganas e ilusión. La niña estaba encantada de llevar el culo al aire y que le hiciéramos todo el caso del mundo sólo reforzaba su sensación de que aquello molaba.

Hoy no se ha sentado una sola vez en el orinal por sí misma y sólo hemos conseguido que algo cayera en su sitio en 3 ocasiones (no he apuntado nada, pero calculo que habrá sido un 25% de las veces). Es difícil llegar a tiempo, porque no siempre lo intuyes y es imposible estar 100% atento todo un día, por mucho que seamos dos.

Eso sí, hemos tenido suerte, porque no le ha gustado un pelo la experiencia de hacerse pis y cacas encima (hay niños a los que les da igual), así que se quejaba amargamente cuando el tema se le iba de las manos.

Lo de limpiar sus propios "accidentes" sí le ha gustado.De hecho, hay que andarse con ojo para que no se exceda y nos deje sin toallitas.

No sé si al final del proceso recomendaré o no el método. Lo que sí tengo claro que recomendaré es lo de llevar al niño con el culo al aire, al menos al principio. Ya me había dicho alguna mamá que lo peor eran las lavadoras. Si hubiéramos tenido un cambio de ropa por pis, me hubiera quedado sin mudas antes de terminar el día. Pero, como lo hemos hecho, no tendré que poner ni una lavadora de más.

A ver qué tal va mañana, porque no sé yo si el fin de semana va a terminar en éxito...

miércoles, 6 de junio de 2012

Sin pañales en 3 días

Así se llama el método que vamos a probar este fin de semana para quitar los pañales a Pirañita en las horas de vigilia.

Eso sí, "sin pañales", no "sin mearse". Nos esperan unos buenos meses de fregona en mano y mucha paciencia.

Llevamos ya un tiempo (desde Semana Santa o así) sentando a la niña al váter con el adaptador antes de la ducha. La idea era conseguir que meara ahí y no el la bañera, pero jamás ha soltado una gota "en su sitio", aunque dejó de orinar como preámbulo de su aseo diario.

De vez en cuando, pide váter, pero al quitarle el pañal lo notas caliente y, cuando la sientas, ni gota, oiga. Si bien es cierto que hoy se ha echado un pedo mochilero cuando la e sentado en el orinal.

Va a ser una aventura bastante escatológica. Os iré contando qué tal.
Eso sí, a la luz de experiencias ajenas, parece que este método, funcione o no, viene con regalo: Como llevan el culo al aire, no habrá que cambiarle constantemente de ropa porque haya habido una fuga. Sólo por las lavadoras que vamos a ahorrar, merece la pena.

Para seguir este proceso he decidido crear una nueva estiqueta: "PIS" (Protocolo de Iniciación al Sanitario).

domingo, 3 de junio de 2012

Adiós, pequeña

La caja estaba llena y ya sólo faltaba cerrarla. Un último vistazo para intentar guardar el sabor, el olor y la imagen de unos meses maravillosos que hemos pasado juntos. Ya está. Ya pasó. Ya se fue.

Nuestra pequeñina se ha marchado y, con ella, también una parte de nuestras vidas.

Guardo su ropa con cariño y con la certeza de que jamás volverá a utilizarla.

Nuestra nena se hace mayor y ya no tiene nada de recién nacido. Es un bebé de tres meses que me está dejando pequeña la ropa que es para 6. Se gira, repta, sonríe, golpea, agarra, babea, mordisquea...

Hoy he guardado la ropa de recién nacido y la de invierno en general: Su primera puesta, la de su hermana, mi mono favorito, el buzo de conejito, el vestido con el que la bautizamos...

Prendas llenas de significado que entran en una caja para, quizá, no volver a ver la luz en nuestra familia.

No tenemos claro si éste habrá sido nuestro último bebé, pero es una posibilidad que no descartamos, y eso da aún más carga emocional al momento, porque podría ser la última vez.

Incluso si tenemos otro bebé, hay un 50% de posibilidades de que parte de esa ropa no le vaya (hay gente para todo, pero yo no soy de las que ponen vestiditos a los niños).

No soy una persona que se aferre a los objetos, pero sí a los momentos, y sé que acabamos de cerrar oficialmente otra fase.

Es maravilloso verlas crecer, hacerse más fuertes, más autónomas..., pero, ¡qué rápido pasa! O espabilo, o ni me entero.

Hemos vuelto

Por fin estamos en casa.
Esta semana, cogí a las niñas y nos fuimos a casa de mis padres para dejar a mi marido pegar un empujón a su tesis.
La gente me dice aquello de "qué bien, habrás descansado" y yo me quedo con cara de tonta porque, ¿de verdad la gente descansa en estas situaciones?
Yo, cada vez que saco a las peques de casa, me echo a temblar. No toleran nada bien los cambios, tanto de contexto, como de horarios.
Por supuesto, fuera de su entorno de sueño, comiendo a horas "raras" y con todos los estímulos extra no hay quien las ponga a echar una siesta digna de tal nombre. Como mucho, una cabezadita y ya.
Si a eso sumamos que las noches eran "la fiesta", porque tenía que dormir a las dos en la misma habitación, pero por turnos (con el consiguiente efecto voy-a-despertar-a-la-otra), empezamos mal. Pero eso no es todo, además, la pequeña decidió no dormir más de 40 min. seguidos y ambas se despertaban entre ellas entre las 5:30 y las 6:45 a.m., sin opción a volver a dormirse.
Lo probé todo: Brazos, cantar, paseitos, mimos, echarme con ellas, echarlas conmigo... Nada. Allí no dormía ni el tato.
Y, para colmo, muévete con sigilo, porque mis padres duermen con la puerta abierta y no era plan despertarlos (aunque, a veces, no pudo evitarse).
Una semana. Echa cuentas y tiembla ante la abrumadora pérdida de horas de sueño acumulada por las tres.
Ser una madre agotada con dos bebés echos unos zorros es todo menos relajante.
Estaba deseando volver a casa, cerrar con llave y hacerme fuerte dentro, porque, tendrán días buenos y malos, dormirán mal... lo que quieras; pero me las apaño y desanso más cualquier día regular yo sola en mi casa, que en el mejor de los días "apoyada y ayudada" en casa de mis padres.