lunes, 28 de mayo de 2012

Muerte súbita del lactante

La muerte súbita del lactante es una de las cosas que más miedo pueden dar a los padres de un bebé, y no es para menos. ¿Cómo evitar algo que no sabemos por qué sucede?

Existen unas recomendaciones que, según parece, se asocian a una menor incidencia de muerte súbita; pero no hay nada que garantice la seguridad de nuestros pequeños.

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que la muerte súbita del lactante no es una enfermedad, sino un término médico que viene a ser equivalente a "no-tengo-ni-p...-idea-de-qué-ha-matado-a-su-hijo". Pero, claro, esta terminología, aunque muy precisa, suena poco científica y deja a médicos y padres muy insatisfechos, pues, en el fondo, nos gusta poder poner nombre a lo que nos está pasando, porque nos da esa falsa sensación de control que necesitamos. Por tanto, "muerte súbita del lactante" es un término que se ha creado para poder dar una respuesta "más consoladora" a profesionales y familias (y eso no es malo).

El caso es que la muerte súbita del lactante es un cajón de sastre al que van las muertes cuyas causas no han quedado suficientemente probadas (o de las que ni siquiera hay indicios).
Si leéis un poco de literarura científica al respecto (y estoy hablando de revistas tipo "Pediatrics" y no "Ser padres", "Muy interesante", ni revistas pseudimocientíficas o de divulgación), observamos que cada especialidad médica intenta encontar la causa por su cuenta y rama, a veces siendo capaces de explicar algunas muertes. Esto debe hacernos pensar que las verdaderas causas de este tipo de defunciones son muy variadas y no pueden responder positivamente a las mismas recomendaciones; porque lo que es bueno para unos casos, no lo es necesariamente para otros (porque sea malo o no tenga efecto alguno). Por eso, cumplir con ciertas recomendaciones puede reducir el riesgo de que nuestro hijo acabe siendo víctima de una muerte inexplicable, pero no podemos eliminarlo completamente.

De hecho, cada vez que leo las típicas recomendaciones, no puedo dejar de pensar que son las mismas que hay que dar para que el niño no se asfixie, por lo que tengo la teoría (personal, nada con respaldo científico) de que muchas muertes súbitas son asfixias que no se han podido probar como tales.

El tema es que la muerte súbita, al tener unas causas inexplicables, puede convertirnos en algo paranoicos y hacernos vivir con culpas innecesarias (y eso teniendo en cuenta que a nuestro niño no le pase nada, que si le pasa...): Porque no le he puesto el chupete, porque lo hemos destetado, porque duerme en su habitación, porque no colechamos, porque se a dormido boca abajo y no lo he cambiado de posición por no despertarlo, porque su padre fuma, porque le he puesto a dormir sobre un almohadón en casa de la abuela...

Hay tantas cosas que podemos hacer mal, que aterra pensar que les pase algo, porque es muy fácil que podamos autoinculparnos cuando, en realidad, si nos dan un diagnóstico de muerte súbita, nos están diciendo que no saben de qué murió el bebé y, por tanto, cómo podríamos haberlo evitado. De hecho, lo más probable es que no hubiera nada que pudiéramos haber hecho (parece que hay muertes de este tipo que finalmente pudieron explicarse como problemas cardiovasculares o neurológicos que no se hubieran podido prevenir con ninguna recomendación de las típicas).

Y no, no quiero decir que pasemos de las recomendaciones porque, como ya he dicho, son unas recomendaciones estupendas para que el niño no se nos asfixie. Lo que digo es que, si tienes la terrible desgracia de perder un hijo y te dan un diagnóstico de muerte súbita, no busques culpables, porque no sabes de qué se a muerto y, por tanto, ¿cómo podrías haberlo evitado?

viernes, 25 de mayo de 2012

3 meses

Hoy el Cachorrito hace 3 meses.

Han sido 3 meses duros: Dos meses y medio ha pasado llorando, y mis noches buenas con ella han sido como las malas de Pirañita. Éste no es un bebé trampa de esos que te lo ponen tan fácil que te confías.

Por otro lado, han sido 3 meses maravillosos que se han pasado tan rápido que hubiera dado al stop varias veces si me hubieran dejado, para disfrutar un poquito más: Su primera mirada, sonrisa, el modo de abrazarla, de mimarla, su olor, su tacto...

Pero no hay botón de stop que valga y ella sigue avanzando. Y no sólo en sentido figurado, porque con dos meses y medio ya nos demostró que podía recorrer 1 m. en 10 min. y empezó a darse la vuelta. Aún no lo hace de forma consistente, pero te descuidas y... ¡zas!... ya no está como la dejaste.

También su coordinación oculo-manual ha mejorado. Lanza la mano con decisión e, incluso, consigue agarrar algún objeto voluntariamente de cuando en cuando.

Sus gorgojeos son una pasada y responde cuando se le habla encantada de la vida, consciente de que la escuchas.

Está enorme y preciosa y le encanta mirar a su hermana mayor.

Igual es porque estoy enamorada, pero me resulta inigualable.

¡Felicidades, peque!

domingo, 20 de mayo de 2012

Madres mejores y peores

Todas las madres somos "malas madres" a ojos de alguien y, sin embargo, (salvo excepciones relacionadas con el maltrato y el abandono) las mejores madres a las que nuestros hijos pueden aspirar.

Nadie puede querer a mis hijos como yo los quiero. Es una suma de aspectos biológicos, psicológicos y sociales irrepetible. Estoy diseñada genéticamente para amar a mis hijos y hacer todo tipo de renuncias en favor suyo, y la sociedad tiende a valorar eso como positivo, aunque sólo sea de boquilla.

Existen distintos modelos de crianza (natural, tradicional, democrática...), y tantos estilos como padres y, si me apuras, como relaciones padre-hijo; porque, en una misma familia, cada hijo tiene unas necesidades distintas y, en base a eso, actúan los padres.

Hoy día, ser padres es especialmente difícil porque, en una sociedad individualista y edonista como la nuestra, los hijos de los demás se perciben como un lastre o un incordio en muchos casos. Ni siquiera hay solidaridad entre padres, más allá de aquellos que viven la misma fase de desarrollo y problemas que tú.

Por supuesto, estoy universalizando, que es algo muy injusto en la medida en que hay personas maravillosas y comprensivas con un gran espíritu solidario en todas partes; pero yo hablo de mi percepción repecto de la mayoría, y es esa.

De hecho, es curioso como, si navegas por internet (qué peligro tiene el exceso de información no contrastada y sesgada), encuentras grupos de integristas de la crianza de tal estilo o tal otro, que desprecian a aquellos que eligen otras opciones distintas de las suyas para criar a sus hijos. Y da igual si "duermen al niño" o lo " besan mucho", hay intolerantes en todos los bandos.

Yo soy forofa de la lactancia materna, por ejemplo. Tengo un fular, mochila de porteo, me gusta dejar que mis hijas exploren... Pero no colecho, no compro todo eco-bio, tengo carrito, guío el aprendizaje de mis hijas y, desde luego, las tengo al día en sus respectivos calendarios de vacunación.

Si intentan catalogarme, no lo tienen fácil, porque no me ajusto a pies juntillas a lo que dicen unos y otros. Hago lo que puedo lo mejor que sé. Busco lo que se adapta a mi familia, mis necesidades y mis capacidades. Hago cosas porque me gustan o porque no tengo otro remedio. Y, como todo el mundo, acierto y me equivoco.

Vivo con la culpa, como todas las madres: Porque llora, porque no llora, porque les consiento, porque soy demasiado estricta, porque me como el tarro, porque no me lo como...

Pero lo peor no es la culpa porque tú dudas, sino la culpa porque te hacen dudar: "Si haces tal, le traumatizas", "si no haces cual, le traumatizas", "si haces no-sé-qué, pones en riesgo su salud", "si haces qué-sé-yo, pones en riesgo su vida"... Y lo peor es que muchas cosas son pares de opuestos: Colechar/dormir solo, llorar/no llorar, teta/biberón, brazos/no brazos, quedarse en casa/trabajar fuera... Da igual lo que hagas, alguien vendrá a señalarte por "mala madre".

Un vecino de mis padres solía decir respecto de la educación de sus hijos: "Nos equivocaremos muchas veces, pero nos equivocaremos nosotros." Y estoy de acuerdo. No necesito que nadie venga a acertar y equivocarse por mí, que para eso ya estoy yo.

No creo que quien da el pecho sea mejor madre que quien no lo da, por mucho que sea un alimento mejor y tenga aspectos psico-afectivos vinculados. No creo que aa nadie que "niegue" la teta a sus hijos para fastidiar. La lactancia materna es muy dura y sacrificada, incluso si todo a bien; así que no me quiero imaginar cómo será si las circunstancias conspiran en tu contra. Los niños crecen fuertes y sanos con la leche de fórmula y no creo que piensen que su mamá les quiere menos.

No creo que sea mejor madre la que se queda en casa, como no creo que lo sea la que trabaja fuera. Hay mujeres que desean estar todo el tiempo con sus hijos (y se lo pueden permitir) y otras que descubren que pasar unas horas separados les hace disfrutar más del tiempo que pasan juntos (se han echado de menos, hay un reencuentro, se han "oxigenado" un poco...).

No creo que colechar haga a una madre mejor que otra, como no creo que poner al niño a dormir solo sea de mejores madres. Cada familia tiene sus pautas de comportamiento, sus valores y sus normas de convivencia. Si a cada cual le funciona lo suyo, que se preocupe de que le siga funcionando y deje en paz a los demás.

Lo que hay que hacer es aceptar que cada persona es distinta (padres y niños por igual) y que lo que es bueno y te funciona a ti, igual no es tan bueno ni funciona tan bien cuando lo aplico yo.

Respeto y oportunidad para que cada uno haga lo que crea mejor. Eso es por lo que hay que luchar. Ese es camino hacia una sociedad mejor y más justa para padres, hijos y familias, tal y como yo lo veo.

martes, 15 de mayo de 2012

Y se quejan de los perros II: El aumento de las madres cochinas

Siempre lo he tenido claro: Con niños pequeños (sin pañales) y sin váter a la vista, una madre ha de improvisar.

El niño viene a pedir pis y no hay tiempo que perder porque, en realidad, o buscas rápido una alternativa, o será ahí mismo, y el arenero del parque está prohibido a los perros por una razón.

En mi infancia aprendí que hay dos lugares "menos-malos" para "desaguar", una alcantarilla (¿o no iba a acabar en las cloacas de todas formas?) o al abrigo de unos arbustos (tampoco hay que despreciar la intimidad cuando procede).

Siempre di esto por supuesto y universal, pero estaba equivocada.

¿Cómo miraría al dueño de un perro que meara al pie de una fuente de agua potable?

Eso pensaba.

Pues imagine mi cara ayer al ver a unos niños de 3-5 años meando justo debajo del caño bajo la aprobadora supervisión de sus progenitores.

Exacto. Un poema.

Eso aún no se lo he visto hacer al perro del más guarro de los dueños.

¿Qué será lo próximo?

sábado, 12 de mayo de 2012

Y se quejan de los perros...

Hoy estaba en el parque con los cachorros  cuando, detrás de mí, oigo a un niño de entre 4 y 6 años que se acerca a su madre gritando: "Tengo caca". A lo que la interpelada replica algo así como: "Todos los días igual."

Veo que coge al susodicho y lo lleva lejos de miradas indiscretas para que haga lo que nadie puede hacer por él.
¿Y la bolsita para recogerlo? ¿Y la reubicación del "regalito" en una papelera o en una alcantarilla?

"Nasti de plasti".

Allí quedó el ñordo, supongo que como tantos otros del mismo origen, por aquello del "todos los días".

La siniestralidad existe. Tengo hijos. He tenido perro. Tengo un máster en cacas que te cagas.

Hasta podría entender que te pasara una vez y te pillara desprevenida y desorientada y la cosa quedara así. Pero, ¿"todos los días"?

Y alguien lo encontrará... en la suela de su zapato... y pensará: "Malditos chuchos y malditos dueños"; incapaz de imaginar que una madre pueda ser tan cochina y dar un ejemplo tan deplorable.

martes, 8 de mayo de 2012

Por qué compré... chupete de medicinas

La verdad es que no sé muy bien cómo fue la cosa, pero, cuando Pirañita tenía pocas semanas, fui a la farmacia a por algo y salí de allí, entre otras cosas, con un chupete de medicinas.
La idea es simple: Un chupete hueco para meter la dosis de medicina correspondiete y que el bebé se la tome con facilidad.
Desde entonces, es mi regalo recomendado cuando alguien me pregunta qué puede regalar a una primípara.
Casi nadie a quien se lo comento conoce el cacharro, incluidas las madres nóveles. De hecho, cuando nació la peque, fuimos a una farmacia en la que no sabían de su existencia.
Lo hay en algunas farmacias suelto y Jané tiene un estuche que se vende, como mínimo, en grandes almacenes y que, además, incluye un termómetro-chupete.
A mí me ha resultado la mar de práctico con mis cachorros y es algo que, por lo que vale, creo que merece la pena.

domingo, 6 de mayo de 2012

Pendientes

Ayer pusimos los penientes a nuestro Cachorrito. Como no es fácil encontrar farmacias que pongan pendientes a bebés, fuimos a la misma en que se los pusieron al Cachorrete.

La otra vez, salí más contenta, porque ayer nos atendió un mancevo que no parecía tener mucha idea y se los dejó demasiado altos, muy cerca del cartílago; pero no lo tocabam y no era plan repetírselos...

Con Pirañita no tuve grandes dudas sobre si ponérselos o no. Todas las chicas que conoco cuyos padres no lo hicieron, se los pusieron, como tarde, en la adolescencia; y no pocas comentaban que ya se los podrían haber puesto de bebés y así no lo recordarían.

Con la peque, reconozco que lo pensé un poco (sin darle tampoco muchas vueltas), partiendo de la idea de que, al fin y al cabo, es su cuerpo y no el mío, por lo que igual debería decidirlo ella...

Pero no es tan terrible, ni tampoco definitivo. Después del susto (y dolor, no nos engañemos) del principio, no se ha quejado más. Y, si quiere quitárselos el día de mañana, nada más fácil que dejar que se cierre el agujero.

El caso es que si, como marca nuestra cultura, quiere llevarlos, no guardará ningún recuerdo de dolor o molestia.

Tanto con una, como con la otra, espero haber acertado. Y, si me he equivocado, lo siento; pero pensamos que era lo mejor y ellas tienen la posibilidad de no usar pendientes si no quieren.

La verdad es que yo me alegro de que mis padres me los pusieran. Lo que me recuerda...

¡Feliz día de la Madre, Superabuela!

Y a mi suegra, abuelas, tías varias y todas las mamás del mundo... ¡Felicidades!

jueves, 3 de mayo de 2012

Ser o no ser...

... padres, quiero decir.

Esta semana vino de visita una tía mía que tiene, como dice ella: "dos hijas y dos sobrinos que son como dos nietos" (tengo otra tía que se lleva un par de años con su hija mayor). El caso es que no cuenta con llegar a tener nietos propios.

Mi prima la menor tiene 35 años y no tiene pareja (aunque eso siempre puede cambiar...); y mi prima mayor tiene casi 40 y novio desde hace 16 años, con el que se fue a vivir hace dos. Pero no se espera que tengan hijos ahora que viven juntos.

El caso es que no es la única persona con varios hijos y sin perspectivas reales de nietos que conoco.

Tengo la sensación de que mucha gente de mi generación no tendrá hijos.

Conozco unas cuantas personas que no los quieren, también tengo varios amigos que no podrán tener hijos (o les costará mucho) por temas de salud, están los que no se lo plantearán hasta que sea un problema (los problemas de fertilidad por la edad, cada vez más comunes), los que no encuentran la pareja adecuada... Y, como guinda, la crisis; porque tener hijos hoy día es una apuesta arriesgada y, para algunos, imposible, desde un punto de vista económico.

Además, como no hay políticas reales de promoción de la fertilidad y la familia, sino que un hijo es casi un lastre social (ponte a busar trabajo, por ejemplo), la cosa no está fácil para nadie.

Pero, claro, es el que cuándo, cómo, cuánto y dónde de los hijos es un tema muy delicado y sobre el que cada pareja (y ponerse de acuerdo dentro de la pareja no siempre es fácil) tiene que hacer sus propias elecciones y valorar sus situación y prioridades.

¡Mira que son fáciles de hacer (en parejas sanas en edad adecuada) y qué conplicado es todo lo que rodea la decisión de tenerlos!