jueves, 6 de diciembre de 2012

Zzzzzzz...

Estaba hace un momento con mi Cachorrito en brazos, dormidita, calentita, con su mejilla sobre mi hombro. Estaba besándola, oliéndola, "saboreándola", disfrutando de ese momento mágico.

Ese momento mágico con fecha de caducidad. Ese que Pirañita casi ha dejado atrás para siempre.

Pensaba en el futuro, cuando sea mayor y le hable de su infancia. Me imaginaba hablándole de ese momento y se me ha ocurrido que Pirañita querría saber si con ella era igual, si, después de quedarse dormida en mis brazos, yo me quedaba con ella, disfrutando el momento, atesorando cada aliento, cada latido, cada segundo.

Y he recordado que sí.

No era en mi cuarto, sino en el suyo, ni en mi cama, sino en el sillón, no era sólo pecho, alternaba con biberón, no era en silencia, era cantando, no era con su mejilla en mi hombro, sino desparramada en mi regazo... Pero me quedaba allí, sentada con mi niña, acariciándola, mimándola, susurrándole mi amor e intentando parar el tiempo lo suficiente para capturar ese momento para siempre.

Y lo había olvidado.

No quiero olvidar estas cosas, estos tesoros, porque, ¿y si nada vuelve a hacer saltar en mi memoria el fusible que activa ese recuerdo?

Por eso he decidido escribirlo y compartirlo con vosotros. Es mi forma de gritar en el silencio que no quiero olvidar.

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