lunes, 24 de septiembre de 2012

Arte efímero

El otro día se dieron dos circunstancias: Pirañita estaba muy revuelta y había encontrado unas tizas que compré para una actividad que tenemos pendiente.

Como la casa se nos caía encima y ella quería jugar con las tizas, nos bajamos al parque, que tiene una plazuela con adoquines blancos, a pintar en el suelo.

Al principio, la textura le hizo gracia y le pareció entretenido pintar con los distintos colores.

Le frustraba, sin embargo, la facilidad con las que se rompían las tizas. Cada vez que una se partía le daba un disgusto.

El arte duró poco, porque yo no quería guiarla demasiado y porque, ¿quién puede resirtirse a unos columpios vacíos?

Cuando nos íbamos a marchar, me pidió el cubo y la pala. Un drama la vuelta a casa.

Fue una mañana de parque entretenida en la que dejamos huellas de arte efímero que desaparecerá en cuanto les caiga el riego encima.


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