domingo, 11 de agosto de 2013

Un ratón en la cocina

En algún momento, os contaré algo sobre nuestras vacaciones, pero hoy os voy a dejar sólo una anécdota.

La familia de mi marido tiene un caserón precioso en una aldea perdida. Es una casa señorial que han ido conservando a lo largo de los siglos y que es seña de identidad de la zona.

La casa está deshabitada. Se usa para celebrar fiestas familiares y para estancias puntuales de algún miembro de la familia, como fue nuestro caso.

Yo sabía que había ratones. El menos común de mis sentidos lo consideraba inevitable, pero además había visto sus deposiciones por la casa (mi cama incluida). También los había oído por la noche. Es lo que pasa en este tipo de casas, si nadie vive en ellas para estar pendiente.

Una noche, cuando iba a apagar el calentador para que el gas no estuviera abierto por la noche, crucé la cocina y, al mirar al suelo, vi una bola de pelo gris corriendo hacia mí a toda velocidad.

Es un poco bochornoso reconocer que grité y pegué un taconeo digno de una bailaora, mientras el rohedor pasaba entre mis piernas a esconderse bajo el mueble que tenía detrás.

No me asusté porque hubiera un ratón (ya os digo que era obvio), sino por no esperármelo y verlo corriendo hacia mí.

Lo mejor fue a la mañana siguiente, cuando se lo conté a mi suegra.

"En la casa no ha habido ratones nunca. ¿No ves que hay gatos en la zona? ¿No sería un murciélago? Y, claro que no, esas cacas son de murciélago. ¿Cómo van  ser de ratón?"

Menos mal que mi amiguito peludo topo conmigo y no con mi suegra. Si no, creo que a la casa no se vuelve a quedar a dormir nadie.

En cualquier caso, yo casi prefiero unos ratoncillos de campo que unos murciélagos; que no estoy vacunada de la rabia.

¿Os ha pasado alguna vez algo parecido?

4 comentarios:

  1. Pues la familia de un amigo tiene un caserón precioso en una aldea perdida. Hace unos años fuimos a pasar unos días de vacaciones ahí y las cagarrutas que había en las camas nos hicieron sospechar la presencia de ratones o murciélagos.

    Por la noche, un murciélago nos despertó con su aleteo, pero fui lo suficientemente valiente como para expulsarlo de la habitación blandiendo una almohada, y salvando así a mi pareja.

    Se llamaba Bruce :P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguramente se marchó al comprobar que no eras supersticioso, ni cobarde. :P

      Eliminar
  2. Me dan horror los ratones... y los murciélagos ni te cuento!!! En esa situación mis gritos se hubieran oído a kilómetros... je!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí no me horrotizan, pero tampoco quiero compartir techo con ellos...

      Eliminar