viernes, 23 de agosto de 2013

El ritmo de cada niño

Tengo dos hijas que se llevan 15 meses.

La mayor es reflexiva, conservadora, cuidadosa y se aproxima despacio a lo desconocido.

La pequeña es una lanzada, imprudente, valiente, aventurera y alocada.

Las dos son maravillosas.

Muchas veces, veo cómo mi hija pequeña se abandona al mundo y la exploración de un modo alocado y divertido: Primeras escaleras con 7 meses, deslizamientos por el tobogán de cabeza, saltos, cabriolas, trepar... Se apunta a todo.

Mi hija mayor sube con cuidado, prueba primero y salta después, busca una posición segura, quiere hacerlo todo, pero sin prisa. Ella tiene su ritmo y no se deja atosigar.

Yo, que soy más como la pequeña, me frustro en ocasiones por el ritmo pausado de la mayor.

Mi marido, que es más como la mayor, ve aterrorizado cómo la pequeña se lanza a las cosas de cabeza y sin poner las manos.

Quizá sea por eso por lo que no es infrecuente que, estando los dos, yo focalice sobre la mayor y él sobre la pequeña.

Él pone límites al desenfreno, mientras yo animo el cotarro. Igual que nos complementamos como pareja, complementamos a nuestras hijas en su exploración del mundo.

Sin embargo, es importante no perder una cosa de vista: El ritmo lo han de marcar ellas.

A veces quiero acelerar a Pirañita y tengo que echar el freno, porque ella tiene sus tiempos y no va a asimilar las cosas más rápido de lo que sus procesos personales le permiten.

Del mismo modo, no podemos poner barreras al mar y, aunque hay que vigilar la seguridad, Cachorrito necesita conocer el mundo despreocupada y sin miedo. Igual tendrá más chichones, pero no podemos evitarle el contacto con la realidad. Y la realidad puede ser (literalmente) muy dura.

Dos hijas de los mismos padres, en la misma casa (no van a guarde ni similares), con el mismo entorno. Dos personas tan distintas como podrían ser, con ritmos diferentes y formas de acercarse a la realidad dispares.

Me encanta ver cómo cada una se enfrenta al mundo y lo conquista a su ritmo. A veces vamos despacio. A veces el ritmo es vertiginoso.

Dos niñas. Dos ritmos. Dos mundos. Una aventura.

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