jueves, 30 de agosto de 2012

Padres de mano larga

Este verano hemos estado con otros padres jóvenes con hijos pequeños, lo que ha sido una gozada desde muchos puntos de vista. Lo mejor ha sido que nuestra Pirañita tuviera con quien jugar allá donde íbamos.

Otra cosa que me ha gustado ha sido poder observar a otros padres con sus hijos, generalmente mayores que las mías.

Una de esas madres me llamó mucho la atención por la agresividad que percibí en ella: Gritos, amenazas sobre bofetones, insultos...

Vista así, puede parecer una madre terrible y no quiero ser injusta, se nota que quiere a sus hijos y se preocupa por ellos y su educación. Sin embargo, lo que me llamó la atención fueron ciertas formas de.relacionarse y algunos comentarios.

Algunos ejemplos:

1. Mi hija pequeña no acababa de quedarse dormida y tranquila en la silla (no le gusta nada) y alguien comentó que había una cuna de viaje en una de las habitaciones (estábamos de visita en una de esas casas familiares de veraneo). Cuando comenté que sólo la dejaría cuando se durmiera y quedara tranquila porque, si no, no pararía de llorar, me miró con reprobación y me dijo: "Pues que llore."

No fui capaz de reaccionar porque me dejó fuera de juego: Mi hija, su llanto, mi problema. Vamos, pienso yo.

2. Varios primos estaban jugando y su hermana regañó a uno de ellos por quitar el juguete a otro. Pensando que estaba defendiendo a su hijo mayor, le espetó: "Déjale que me ha dicho el psicólogo que tiene que sacar el carácter. Y, si luego le he de pegar un sopapo, pues se lo doy."

Yo flipé ante esto último porque, si a mí me costara "sacar el carácter" (que igual el carácter del pobre chaval es dulce y están empeñados en que sea de otra manera, pero eso es harina de otro costal) y, al sacarlo, lo primero que recibiera fuera un sopapo, creo que evitaría hacerlo salir tanto como pudiera. ¿No será que por eso no lo saca?

En general, me di cuenta de ciertas formas que no me gustan y que no quiero cerca de mis hijas, no vayan a acabar asumiendo que, aunque en casa no se haga, pegar un bofetón a alguien, amenazar con hacerlo o permitir que unos niños abusen de otros hasta que lleguen a las manos, es normal.

En general, siempre he pensado que mis hijos aprenderían a elegir sus amistades por sí mismos. Creo que es absurdo prohibirles que jueguen con alguien porque "no nos gusta". Sin embargo, quizá sí tenga que controlar muy de cerca a los padres de esos niños con los que juegan y el entorno que generan.

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