sábado, 25 de agosto de 2012

21 meses con Pirañita

Si me descuido un poco más, se me junta con los 22, pero es que las vacaciones son muy malas...

La víspera de cumplirlos, nuestro Cachorrote participó en el segundo acto social relevante en el que tenía alguna función (el primero fue "ser niño en el bautizo"): Llevó las arras en la boda de su tía.

No es porque sea mi hija, pero lo hizo estupendamente. Cuando llegó el momento culminante, el cura tuvo que persuadirla un poco para que se las entregara, porque se las habían puesto atadas al bracito en una bolsa y parece que ni el nudo ni ella tenían todas consigo. Sin embargo, ella, que es generosa, se dejó convencer y mi cuñada pudo casarse, con el beneplácito de su sobrina.

Está preciosa. Con el veranito, la humedad y el hecho de no habérselo cortado nunca, el pelo se le ha aclarado un poco, siendo marrón oscuro con brillos, y tiene unos bucles en la base de la nuca la mar de salados. También el pelo que le cae por la cara le da un toque simpático, aunque cortarle el flequillo es un compromiso para después de la boda.

Su motricidad general sigue mejorando. Corre mejor, lanza más lejos, patea con más estilo... Y bailar, bailar baila como una artista. Mueve todo su cuerpo al compás y de forma armónica, haciendo unas coreografías graciosísimas.

La motricidad fina también mejora, aunque le estamos dedicando menos tiempo consciente. Sin embargo, observo cómo se maneja con la arena y el agua y no puedo dejar de constatar cómo sus figuritas van saliendo más formadas y el agua cae con más frecuencia cómo y dónde ella quiere.

El lenguaje sigue avananzando, cada vez más rápido. Es como si alguien hubiera pisado el acelerador y no lo hubiera soltado. Seguimos cogiendo velocidad y cada día nos sorprende con más palabras.

Su relación con los adultos sigue siendo estupenda, aunque, en ocasiones, se agarra a su madre (que soy yo), pero sin rehuir el contacto.

Con otros niños lo pasa fenomenal. Le encanta ser el juguete de los mayores y señala a todos los pequeños al grito de "bebé, bebé".

Su hermana y ella siguen con su tira y afloja. La quiere un montón, pero reclama su parcela de atención, poder y espacio personal. Hay que tener un poco de cuidado, porque no controla, pero verlas juntas es chulísimo.

Cada vez imita más y mejor los comportamientos. Se fija en todo y quiere ser como los mayores, utilizar sus mismas herramientas y ser capaz de hacer todo lo que ellos hacen. A veces te mondas, pero otras tiemblas de miedo.

Le he comprado una armónica y, aunque no lo pilló a la primera, ya sabe hacerla sonar, tanto soplando como aspirando. Es un instrumento muy difìcil de tocar, pero su tamaño lo convierte en un juguete musical estupendo.

En los últimos tiempos, su padre se ha hecho con una tableta, y le encanta. Es alucinante lo rápido que pilla los distintos juegos táctiles que le ofrecemos. Creo que, bien aprovechada, puede ser una herramienta educativa muy potente.

En cuanto al PIS, llevamos una temporada sin accidentes. Además, la madre de su padrino le regaló lo que yo llamo "Pink Pigs to Pee", un adaptador con unos cerdos sobre el que está dispuesta a sentarse en el váter. No doy la fase de aprendizaje por terminada, porque eso será cuando ella sea capaz de ir a cualquier baño (en casa o fuera) por sus propios medios, pero vamos muy bien.

Y hasta aquí llegan mis recuerdos nítidos sobre este mes porque, a la que me descuido, miro a los avances que ha hecho después y tengo que hacer un esfuerzo por descartarlos.

Me encanta verla crecer.

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