sábado, 9 de febrero de 2013

Entre la maternidad y el trabajo

La vida da muchas vueltas y, de vez en cuando, da un giro inesperado y nos deja fuera de juego.

En un momento dado, tuve que elegir entre mi profesión y mi familia. No podían ser las dos cosas. En mi trabajo se viaja mucho, en rachas de varios días, semanas o meses. Viajar así no me dejaría ver crecer a mis hijas (y de la lactancia ni hablamos). Así que una reducción de jornada y una buena coraza para aguantar ciertas presiones de mis jefes se convirtieron en la única forma de poder estar con mis peques.

Por supuesto, esas decisiones tienen consecuencias: Mi carrera (a nivel de crecimiento) había terminado.

Pero mi carrera no se conformaba con eso y una oferta de trabajo vista al vuelo despertó mi curiosidad lo suficiente como para mandar un curriculum.

Y aquí estoy, tras varias conversaciones con mi potencial empleador y una entrevista de trabajo a mis espaldas. Aún no han tomado una decisión... Ni yo tampoco.

He estructurado mi vida alrededor de mi familia. Todo mi agobio ha sido arañar minutos con las peques y que mi marido o yo estuviéramos con ellas la mayor parte del tiempo.

Mi carrera se había terminado y lo vivía con alegría, porque sabía que era excluyente con mi familia y mi prioridad estaba clara.

Y, ahora, viene esto.

Es una buena oportunidad laboral y veré a mis peques todos los días, aunque con un horario a tiempo completo. También habrá horas extra y, aunque no viaje, jornadas maratonianas que no me permitiran ver a mis nenas despiertas; pero para la mayor parte de eso queda un año, y mis pequeñuelas tendrá 2 y 3 años y lo llevaremos de otra forma (o eso me digo).

También es cierto que tiene fecha de caducidad: 18 meses y a buscarse la vida, pero con una categoría profesional superior y una experiencia interesante a mis espaldas.

Sé que va a ser una gran experiencia laboral y de desarollo personal, pero también sé que me voy a perder cosas de la vida de mis hijas, que voy a tener que ponerlas en manos de extraños y que todo eso ya no vuelve.

¿Por qué siempre tenemos que elegir entre la vida profesional que queremos y dar a nuestros hijos lo que nos gustaría?

Supongo que es la maldita contumbre del día de tener sólo 24 horas...

¿Quién sabe? Igual no me cogen y me quitan el dilema...

6 comentarios:

  1. Es duro. Te cuento. Tengo un niño d dos años y medio y otro de 8 meses. Estudié magisterio. Me he presentado a varias oposiciones y aunque las he aprobado todas, no he conseguido plaza. El otro día, hablé con mi marido. Total, q he desmontado el despacho y convertido en una amplia habitación de juegos. No sé si volveré a montarlo. No sé si volveré a presentarme a alguna oposición. Sé que soy mamá, que presentarme a unas oposiciones me robaria mucho tiempo con ellos. Pero.... La DIFERENCIA contigo es que no es seguro que las sacara. Así que, ANIMO, son sólo 18 meses y sí es seguro que la experiencia y la formación sí te serán de gran ayuda en el futuro. Muchos besos. Y suerte!!!! ;)

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    1. Muchas gracias por los ánimos.

      Estoy segura de que ha sido duro tomar esa decisión. Pero no te desanimes. Si vosotros creéis que eso es lo mejor para vuestra familia, seguro que no te arrepentirás, aunque haya sido difícil. Disfrita de tus hijos, que son una de las mejores cosas que nos regala la vida.

      Es curioso porque yo también tengo la carrera de magisterio y me había planteado presentarme este año por legua inglesa (aunque no es mi especialidad) y lo descarté por el mismo motivo: Un gran esfuerzo familiar que puede quedar sin recompensa, a pesar del esfuerzo personal.

      La verdad es que si no cojo esto, no descarto buscarme un cole concertado o privado, porque esa situación de que valga más el título de inglés que la experiencia, jugaría a mi favor.

      Al final no sé qué haré. De momento, disfruto de mis peques y espero una respuesta de mi potencial empleador con la mente abierta, sin cerrarme a nada. Dios pondrá cada cosaen su sitio cuando tengamos que tomar la decisión definitiva.

      Lo bueno es que sé que no hay una decisión buena y otra mala: Cada un trae algo bueno y algo malo, por lo que, al final, será una cuestión de prioridades. Sólo espero ser capaz de ver la foto completa y no dejarme llevar por los detalles.

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  2. Yo también elegí: dije adios a mi trabajo-pasión-vocación para la que me había formado, porque era incompatble con mi vida de mamá... Muchas horas, y vivir en otros lugares, lejos de los mios. A cambio encontré un trabajillo de oficina -nada que ver con mi profesión- de 4 horas.... No me arrepiento, pero lo echo taaanto de menos....

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    1. Entiendo bien eso de echarlo de menos. A mí también me pasa con mis antiguas funciones, porque viajar era lo que más me gustaba de mi trabajo.

      ¡Qué mentira es eso de la conciliación...!

      En muchos casos, es sencillamente imposible.

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    2. Jajaja... y encima, para darme ánimos, me digo a mí misma 'bueno, fuiste afortunada... viviste un sueño que podrás contar a tu hija... Cuánta gente no llega a trabajar de lo que le gustaría...'

      Entiendo que tengas un dilema.... Es una difícil elección....

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